cuidadores no profesionales

9 consejos imprescindibles para cuidadores no profesionales

Con motivo del Día Internacional de la Familia es fundamental reconocer la valiosa labor de los cuidadores no profesionales que atienden a los pacientes en un ambiente cálido, lo que tiene un impacto positivo en su bienestar emocional y físico. Ser cuidador no profesional es una tarea desafiante que requiere una gran dedicación, paciencia y habilidades específicas, y que a menudo resulta emocionalmente agotadora e implica sacrificar la propia vida personal y profesional para atender a los demás.

Ante esta situación, Dailin Arrieta, responsable asistencial de Caser Residencial La Moraleja en Madrid, a través de la Fundación Caser ofrece 9 hábitos y consejos imprescindibles que pueden ayudar a los cuidadores no profesionales a cuidar de sus seres queridos, mientras se cuidan a sí mismos física y mentalmente.

  • Escribe y medita: Es común que los cuidadores no profesionales descuiden sus propias necesidades al enfocarse exclusivamente en el cuidado de sus seres queridos, lo que puede generar altos niveles de estrés. Para aliviar la tensión mental, se recomienda tomarse unos minutos al día para meditar o realizar actividades como el yoga, que conectan el cuerpo y la mente. Además, es beneficioso dedicar tiempo a escribir los pensamientos y emociones que surgen durante los momentos más complejos, ya que esto permite reflexionar sobre las experiencias vividas y encontrar formas de mejorar como cuidador.
  • Evita sentimientos de culpa: Es crucial que los cuidadores reconozcan que están haciendo todo lo posible en la situación actual. Además, deben centrarse en lo positivo y valorar sus esfuerzos y logros diarios, sin culparse por aquellas cosas que no pueden controlar. Mantener una actitud optimista les permitirá desarrollar la paciencia necesaria para manejar los desafíos diarios del cuidado de una persona dependiente de manera efectiva.
  • Apóyate en otros: Buscar apoyo emocional de manera temprana es una herramienta valiosa para afrontar la carga de cuidar a alguien. La falta de apoyo social puede llevar a un aislamiento emocional que afecta la salud mental del cuidador. Existen diferentes tipos de apoyo, desde grupos de ayuda hasta terapia individual o familiar. Estos recursos pueden proporcionar un espacio seguro para expresar emociones, aprender habilidades de afrontamiento y reducir el estrés.
  • Prepárate para las transiciones: Las personas que cuidan de otros transitan por varias etapas, que van desde los momentos donde se asumen los mayores picos de trabajos de cuidado, hasta otros donde se ve disminuida la intensidad del mismo. Conocer los propios límites y buscar alternativas si la carga parece abrumadora es esencial. Además, es importante tener un plan de transición en marcha para el momento en el que se necesite menos ayuda. La flexibilidad y la preparación para los cambios pueden reducir el estrés y la ansiedad asociados a este rol.
  • Cuida tu alimentación: Atender a personas con dependencia requiere un gran esfuerzo físico, por ello es clave mantener una alimentación equilibrada para tener el nivel de energía necesario para desempeñar las tareas del cuidado. Es recomendable priorizar la ingesta de alimentos saludables como verduras y altos en proteínas, y evitar alimentos procesados y con alto contenido en grasas y azúcares. Como opción práctica para un aporte energético rápido, se pueden incluir barras de cereales o frutas como snacks.
  • Realiza actividad física: El ejercicio es fundamental para la salud física y mental, y es una excelente herramienta para reducir los niveles de estrés y ansiedad. Aunque el tiempo y la energía pueden ser limitados, es importante encontrar formas de incluir la actividad física en la rutina diaria, ya sea caminando al aire libre con el ser querido a su cargo, haciendo ejercicios en casa o participando en clases de deporte o baile adaptadas a sus necesidades. La actividad física no solo beneficia al cuidador, sino también a la persona dependiente, ya que puede mejorar su movilidad y estado de ánimo.
  • Vigila tu postura: La carga física que conlleva esta tarea puede provocar lesiones y dolores en la espalda. Para evitar problemas, es importante adoptar una buena postura al estar sentado y prestar atención a la postura corporal, tanto en el desempeño del cuidado como en las actividades cotidianas. Detectar las curvas fisiológicas del cuerpo al estar de pie y caminar con la cabeza erguida es fundamental para evitar forzar la espalda.
  • Ordena tu espacio: Hacer que el entorno sea lo más cómodo posible puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida, tanto para el cuidador como para la persona dependiente. Para lograrlo, es importante adaptar el entorno de cuidado eliminando cualquier obstáculo o mobiliario innecesario que pueda dificultar el acceso y movimiento de la persona dependiente. Además, es recomendable asegurarse de que el mobiliario esté en buenas condiciones, ya que el deterioro puede generar posturas forzadas y aumentar el riesgo de caídas. 
  • Cuida tu higiene: Mantener una buena higiene ayuda a sentirnos saludables y mejorar nuestra calidad de vida. Tomar un momento diario para permitir que el agua caliente de la ducha fluya sobre nuestro cuerpo, aplicar lociones en la piel seca o agrietada, o peinarnos el cabello pueden mejorar nuestro sentido de bienestar.
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