Cuidador profesional, un empleo con presente y futuro

La implantación de la Ley de Dependencia ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar diversos perfiles profesionales especializados en la atención y el cuidado de las personas dependientes, entre los que destaca la figura del cuidador profesional. De ahí la importancia de analizar las distintas acciones formativas existentes, que permitan a los cuidadores obtener la cualificación o certificación necesaria. Conocedora de esta realidad, la Fundación Caser para la Dependencia ha promovido y patrocinado el estudio titulado Cuidadores profesionales en España: formación, empleabilidad y oportunidades de empleo, dirigido y coordinado por Enterprising Solutions for Health. Un proyecto que analiza la figura del cuidador profesional, con el objetivo de detectar sus potencialidades y principales barreras para la inserción laboral. El periódico BALANCE de la Dependencia ha tenido acceso en exclusiva a las conclusiones del estudio, así como al debate surgido entre empresarios, profesionales y responsables de la Administración que han enriquecido la investigación con sus opiniones y experiencia.

 

 

Cuidador profesional, un empleo con presente y futuro

La Ley de Dependencia define al cuidador profesional como el trabajador que proporciona cuidados en una institución pública o entidad, con y sin ánimo de lucro, o el profesional autónomo que presta servicios a personas en situación de dependencia, ya sea en su hogar o en un centro.

Teniendo en cuenta estas premisas, la Fundación Caser para la Dependencia ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación sobre la figura del cuidador profesional: desde su evolución en el sector sociosanitario en los últimos años hasta el estudio de los perfiles profesionales necesarios para la correcta implementación de la Ley de Dependencia, pasando por las distintas opciones formativas existentes en España y sus posibilidades de inserción. Paralelamente, la Fundación Caser ha analizado las iniciativas internacionales, tanto en el ámbito de la formación como en el de la empleabilidad. De esta manera, los investigadores han detectado las buenas prácticas que se están desarrollando en otros países y su potencialidad para ser extrapoladas a España.

Asimismo, este documento supone una valiosa herramienta para la planificación de actuaciones de los organismos de atención a la dependencia de las comunidades autónomas y de los servicios regionales de empleo, que pueden utilizarlo como itinerario personalizado de inserción laboral.

La formación: oferta y demanda

Según el informe, los requisitos que debe cumplir el cuidador profesional para los empresarios y para los familiares de la persona dependiente no son los mismos. Asimismo, tampoco son los mismos que los del auxiliar de clínica, ya que el ámbito donde se enmarca la asistencia (hogar del dependiente o centro de atención especializada) marca la diferencia entre las tareas a realizar y las habilidades requeridas para ello.

En cuanto a la formación, el estudio detecta una falta de profesionales cualificados para trabajar como cuidadores. Los talleres de empleo retribuidos, de entre 1.500 y 1.800 horas, son considerados como el programa formativo más adecuado. Sin embargo, tanto el número de talleres ofertados como las personas formadas (15 por curso) son muy escasos. Para cubrir la demanda de personal cualificado, los expertos indican que se deberían poner en marcha programas de formación de menor duración y con mayor número de alumnos. Este tipo de formación debe tener un alto contenido práctico y en un entorno real. Además, los investigadores aseguran también que los cursos deben abordar las características principales de las enfermedades que genera la dependencia, así como el comportamiento derivado de éstas.

Los empresarios del sector insisten en que resulta muy complejo encontrar profesionales que tengan unos niveles adecuados de formación, experiencia y vocación. La principal causa que argumentan es que la formación actual cualifica para atender cualquier tipo de dependencia. No obstante, desde los centros sociosanitarios se han puesto en marcha diversas iniciativas, como la formación impartida por la empresa, la contratación de centros especializados de formación o mediante convenios con entidades formadoras.

El aspecto económico tampoco puede olvidarse, ya que la remuneración es muy desigual en virtud del convenio que se aplique. Por ejemplo, el Convenio Estatal se encuentra en 872,30 euros bruto/mes, mientras que el Convenio Provincial de Sevilla está en 1.130,46 euros bruto/mes. También, la falta de valoración social supone un lastre para que una persona decida formarse como cuidador profesional.
Asimismo, el estudio constata que los ciudadanos carecen de información detallada sobre los servicios que recoge la Ley, sus limitaciones e implicaciones. De hecho, la prestación económica para cuidados en el entorno familiar está promoviendo la contratación de cuidadores de forma no regulada, lo que fomenta la economía sumergida en el sector.

 

Intercambio profesional de opiniones y experiencias

Tras la labor de documentación e investigación, la Fundación Caser se puso en contacto con diferentes agentes sociales con el fin de contrastar la información y verificar los resultados obtenidos. Primeramente, la Fundación reunió a una veintena de personas del sector de atención a la dependencia: empresarios, prestadores de servicios, profesionales y formadores; así como docentes y personas que ejercen actividades con carácter voluntario, principalmente asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro. En un segundo encuentro, representantes de la Administración, comunidades autónomas y miembros de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) analizaron las conclusiones de la primera sesión. Un intercambio de opiniones y experiencias que han enriquecido el estudio, aportando un punto de vista más amplio y multidisciplinar. Los principales temas analizados fueron:

Definición del cuidador profesional

Los expertos coinciden en afirmar que se percibe de diferente manera el cuidador profesional en el entorno residencial que en el entorno domiciliario por dos razones fundamentales: sus competencias y el origen. Si bien se detectan estas diferencias en ambos perfiles, que requerirían de una formación específica para cada uno, en los dos se deberían reforzar los aspectos más sociales de los cuidados (prevención del aislamiento y promoción de la reinserción social), evitando la tendencia actual a la sanitarización de los mismos.

Entre los participantes hubo discrepancias respecto al papel del cuidador profesional en la obligación de dar afecto como sustituto de la familia. Sí existió consenso en la necesidad de estar capacitado para detectar cualquier necesidad del dependiente, incluido las afectivas y emocionales.

Mercado laboral

Las estimaciones de empleo realizadas no se han alcanzado. Una realidad que los expertos han analizado para averiguar las causas, entre las que destacan:

• Retraso en la implantación de la Ley de Dependencia: menos expedientes resueltos de los previstos.
• Reconocimiento mayoritario de prestaciones económicas para cuidados en el entorno, a pesar de que la Ley estipula la excepcionalidad de este tipo de prestaciones. Resulta determinante el peso de cuestiones como:

– Preferencias culturales de los ciudadanos a ser cuidados por sus familias o la persona que ellos elijan.
– Recesión económica existente en España.
– Carácter retroactivo de la prestación económica.
– Escasa sensibilización social sobre los beneficios de los cuidados profesionales.
Por todo ello, resulta paradójico el hecho de que la alta prevalencia de la prestación económica pudiera estar propiciando el escaso desarrollo de los servicios.

Perfiles profesionales y formación

Las distintas modalidades de formación existentes capacitan en competencias técnicas, es decir, qué atención debe prestar un cuidador profesional; pero requieren potenciar cómo se presta esa atención, es decir, con afecto y calidad relacional. Esta carencia parece repetirse en el ámbito organizativo laboral, a causa de la falta de reconocimiento de la actitud, además de la aptitud.
No obstante, los expertos constatan que se está realizando un esfuerzo por implantar sistemas de calidad. Lógicamente, los procesos de mejora continua podrían ser una oportunidad de futuro si se amplía su alcance.

Cuidador profesional, un empleo con presente y futuro

 

Sobre el puesto de trabajo

Para mejorar su situación laboral, los profesionales consultados han planteado una serie de medidas para dar respuesta a esta realidad:

• Concienciación de la necesidad de equilibrar el nivel de exigencia con la remuneración (salarial y no salarial), que permita la sostenibilidad del sector.

• Aceptación de que el grado óptimo de calidad en los cuidados se alcanzará progresivamente con la maduración del sector.

• La polivalencia debe acotarse a una formación troncal y la capacitación específica debería diferenciarse en especialidades (enfermedad mental, demencias, etc.). Además, el cuidador debería contar con un equipo consultor interdisciplinar que desarrollara un plan integral de atención, consensuado con la familia, que el cuidador se encargara de ejecutar.

• Fomento del empleo estable en este sector con medidas públicas.

• Campañas de sensibilización social para la mejora del reconocimiento del cuidador profesional.

Modelo empresarial de atención a la dependencia

Los expertos consideran que deberían regularse ciertas características de los servicios que permitieran reducir las exigencias actuales a los proveedores y ofrecer sistemas que aseguren el cobro de los servicios a tiempo. Sería oportuno, por tanto, investigar modelos de economía social que pudieran disminuir los costes de transacción y repartir el riesgo.

Durante el encuentro, los profesionales han expuesto que el modelo de ayuda a domicilio debe reinventarse para hacerlo sostenible. Si bien lo consideran el servicio más adecuado como soporte a los cuidados proporcionados por la familia, la escasa intensidad de la atención actual hace que no pueda suplir los cuidados que requiere una persona con gran dependencia que se encuentre en su hogar. Como problema añadido, resulta que la actividad de las empresas de ayuda a domicilio está mayoritariamente vinculada a la prestación de la Ley y la actividad privada es mínima. Así, el sector se enfrenta también al retraso en los pagos por parte de la Administración local, ya que algunos ayuntamientos se han visto desbordados para gestionar la implantación del servicio de ayuda a domicilio. De ahí la necesidad de reinventar el modelo actual.

Por otra parte, respondiendo al espíritu de la Ley de mejorar la calidad de vida del dependiente, las prestaciones económicas no deberían estar contrapuestas a la provisión de servicios; sino que deben garantizar la atención adecuada a la persona dependiente a través del familiar (prestación económica para cuidados en el entorno), mediante cuidados profesionales de mayor alcance diario (asistente personal o similar) o recursos. El problema es que, en opinión de los expertos, la prestación económica ligada al entorno familiar está siendo mal utilizada, contratando un mayor número de horas, de manera más estable y a un menor coste en economía sumergida.

En el debate existieron discrepancias sobre si el reconocimiento mayoritario de la prestación económica para cuidados en el entorno persistirá un largo tiempo o, por el contrario, revertirá esta tendencia respondiendo al descenso esperado de cuidadores familiares disponibles.

La Administración

Profesionales y representantes de la Administración reconocieron que es necesario crecer (en cantidad y en calidad) en la capacitación de profesionales y familiares para cuidar. Pero para aumentar la disponibilidad de cuidadores profesionales capacitados, deben mejorar también las circunstancias económicas y laborales de los mismos.

En este sentido, sería necesario definir el catálogo de servicios y prestaciones y valorar la creación de fórmulas que hicieran posible la coexistencia de un sistema maduro que potenciase, entre otras cuestiones, la autonomía del paciente y el cuidador a la hora de elegir servicios y los profesionales que les atiendan, la sostenibilidad económica del sistema, la coexistencia de modalidades que ofrecieran una mayor cobertura de los cuidados que se requieren, menor rotación de los mismos y mayor estabilidad laboral.

Para lograrlo, el grupo de expertos coincide en que la Administración central y las comunidades autónomas deben actuar de manera sinérgica y coordinada, con el fin de asegurar un catálogo formativo centrado en las necesidades reales actuales, ordenando un sistema simple pero efectivo que garantice la suficiente calidad y claridad en la provisión de las titulaciones.

Cuidador profesional, un empleo con presente y futuro

 

Principales conclusiones

Los resultados de este estudio confirman que actualmente existen amplias oportunidades de empleo para los cuidadores profesionales cualificados, en concreto para aquellos que disponen de una capacitación práctica y se asemejan a las características personales y actitudinales del cuidador tradicional. No obstante, sería recomendable homogeneizar la adquisición de competencias profesionales y rediseñar el modelo productivo para convertir el sector de los cuidados profesionales en un motor de desarrollo social. A continuación, enumeramos las conclusiones del estudio:

1. El cuidado de las personas mayores y/o dependientes ha sido considerado desde la Comisión Europea como un sector emergente con un importante potencial generador de empleo. Las claves del éxito se encuentran en la cualificación de los profesionales y en la adaptación del modelo de empresa a la realidad socioeconómica del país.

2. La evolución demográfica, la necesidad social de atención a la dependencia, los cambios sociales y la evolución de las políticas de atención a la dependencia justifican las importantes expectativas de creación de empleo existentes en el sector de los cuidados profesionales, pero también determinan y corroboran la necesidad de realizar una fuerte apuesta por el desarrollo de las ocupaciones relacionadas con los perfiles profesionales demandados.

3. El sector sociosanitario ha observado un crecimiento continuo, tanto en términos económicos como laborales, durante el periodo 2000-2008, más acusado en el periodo que se corresponde con la implantación de la Ley de Dependencia, a pesar de la desaceleración del mercado español.

4. El mercado laboral en el subsector de los cuidados profesionales en los últimos años y, especialmente, en el pasado 2009 siguió una tendencia positiva, generando empleo incluso en una etapa de adversidad económica. Cabe destacar que el sector empresarial privado ha sido el motor de crecimiento de empleo por cuenta ajena en el ámbito de actividad de los cuidados profesionales.

5. Existe una gran diversidad y heterogeneidad de perfiles profesionales vinculados al ámbito de los cuidados y la atención personal.

6. Hay una extensa y diversa oferta formativa en el sector de los cuidados profesionales.

7. El acuerdo del Consejo Territorial de Dependencia de 2008 supone un antes y un después respecto a los requisitos y estándares sobre la cualificación de los profesionales y reconoce la necesidad de acreditación de las competencias profesionales adquiridas con la experiencia laboral.

8. Como corroboran los análisis, tanto cualitativo como cuantitativo, incluidos en el estudio, existe una importante demanda de cuidadores profesionales cualificados por parte de los proveedores de servicios, que resulta difícil de cubrir. A esta dificultad de las empresas se suman los requerimientos del mercado que, a menudo, se relacionan más con las características personales y las actitudes del cuidador que con sus aptitudes.

9. A pesar de que en todos los países revisados se ha detectado la misma problemática con respecto al empleo y a la formación de los cuidadores profesionales, se han encontrado iniciativas muy inspiradoras, pero que no han conseguido demostrar de manera significativa una mejora evidente del empleo ofertado en este sector.

10. Para alcanzar los objetivos iniciales de convertir el sector de los cuidados profesionales en un motor de desarrollo social serán necesarias múltiples medidas entre las que destacan:

• Sensibilizar a la población de los beneficios de los cuidadores profesionales formados.
• Mejorar las condiciones laborales.
• Rediseñar un modelo de atención domiciliaria sostenible.

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