párkinson

Abordaje multidisciplinar en pacientes con párkinson: clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes

El abordaje multidisciplinar es esencial para brindar una atención integral a las personas con párkinson, ya que esta enfermedad neurológica afecta a múltiples sistemas del cuerpo (movimiento, cognición, habla, deglución y la capacidad para realizar actividades cotidianas) y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. Neurólogos, psicólogos, fisioterapeutas, logopedas y terapeutas ocupacionales son algunos de los profesionales que deben trabajar coordinados por el bienestar de estas personas.

El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia. Más de 7 millones de personas padecen Parkinson en todo el mundo y, en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 150.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurológica crónica y progresiva.

Las razones que explican este aumento en la prevalencia de la enfermedad de Parkinson se encuentran en los avances diagnósticos y terapéuticos, pero también en el progresivo envejecimiento de la población. El doctor Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN, afirma que «la edad es el principal riesgo para padecer esta enfermedad». Se estima que el párkinson afecta a un 2% de la población mayor de 65 años, y a un 4% en mayores de 80 años. 

No obstante, la enfermedad de Parkinson no sólo afecta a personas de edad avanzada. Aproximadamente un 15% de los casos actualmente diagnosticados en España corresponden a personas menores de 50 años.

Síntomas principales

El párkinson se caracterizada por producir diversos síntomas motores y no motores. Entre los síntomas motores, los más habituales son el temblor y la lentitud de movimientos. Y, además de los síntomas que ocurren al inicio, aparecen otros problemas con la evolución de la enfermedad como las fluctuaciones motoras se hacen presentes en más del 80% de los pacientes tras 5 y 10 años desde el diagnóstico.

Pero los síntomas motores no siempre son los primeros en aparecer al inicio de esta enfermedad. Hasta en un 40% de los casos la primera manifestación del párkinson es la depresión y, esto, puede llevar a diversos errores diagnósticos. 

Entre otros síntomas no motores destacan la ansiedad, los problemas cognitivos, trastornos del sueño, dolor, estreñimiento, problemas de deglución o en la función genitourinaria. “Tendemos a asociar la enfermedad de Parkinson únicamente a la sintomatología motora, cuando en realidad es una enfermedad que se puede manifestar de muchísimas otras formas. Y de hecho, los síntomas no motores pueden llegar a ser, en muchas ocasiones, muy incapacitantes”, expone el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.

Cómo protegernos

Cada año se diagnostican en España unos 10.000 casos nuevos de párkinson. Sin embargo, un tercio de los nuevos casos están sin diagnosticar. El doctor Sánchez insiste en la importancia del diagnóstico temprano para evitar complicaciones y minimizar la discapacidad a largo plazo.

Asimismo, también es necesario llevar a cabo estrategias de prevención sobre aquellos factores que ya sabemos que pueden aumentar el riesgo de padecerla. En este sentido, este neurólogo aconseja llevar un buen estilo de vida. Y eso incluye realizar ejercicio físico de forma regular, optar por la dieta mediterránea o controlar la hipertensión y la diabetes tipo 2.

Por otra parte, la exposición a pesticidas, disolventes industriales, contaminación del aire o  infecciones por helicobacter pylori o hepatitis C también se han asociado a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Por lo que “es necesario debatir programas de salud pública que eviten la exposición de la población a estos”, sostiene este experto.

Tratamiento del párkinson

El tratamiento farmacológico disponible no logra detener el proceso degenerativo. Pero resulta eficaz para mejorar la mayoría de los síntomas motores y para muchos de los síntomas no motores. “Esta enfermedad requiere de un enfoque integral, en el que se incluyan también tratamientos no farmacológicos. Asimismo, se necesita un enfoque individualizado, según la discapacidad, la edad del paciente y de las complicaciones y síntomas que van surgiendo a lo largo de su evolución”, expone el doctor Sánchez.

La fisioterapia, la logopedia, la psicología o la terapia ocupacional son disciplinas muy interesantes y necesarias para estos pacientes. El inconveniente es que el sistema sanitario público no cubre este tratamiento no farmacológico.

Fisioterapia y párkinson

Según explica Ana Herrero de Hoyos, presidenta de la Comisión de Fisioterapia en Neurología del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), la fisioterapia tiene como objetivo mejorar la calidad de ese movimiento, consiguiendo un mayor control postural, estabilidad y una marcha más ajustada a la normalidad. Todo ello, para minimizar la espasticidad, la fatiga y temblores, además de prevenir futuras contracturas y lesiones.

Por eso, la fisioterapia ha de estar presente en todos los estadios de la enfermedad. Desde las primeras etapas, para mantener y frenar la progresión de la sintomatología motora, hasta las últimas, para dar la mayor calidad de vida al paciente.

Entre otros aspectos, la fisioterapia actúa:

  • Reeducando la postura, para prevenir dolores;
  • Trabajando la fuerza, tono muscular y elasticidad del sistema musculoesquelético;
  • Entrenando la marcha, para superar los bloqueos;
  • Reeducando patrones de movimiento, dándole la mayor amplitud a las articulaciones;
  • Con fisioterapia respiratoria, manteniendo y ampliando los volúmenes que se puedan ver mermados;
  • Ejercitando las reacciones de equilibrio y enderezamiento, para así evitar caídas.

Logopedia y párkison

También la logopedia constituye una terapia fundamental. Y es que entre el 60 y el 80 % de los pacientes con párkinson tiene alteraciones de la voz y el habla. También también la disfagia. Y, en todos estos casos, la logopedia ayuda a mejorar la calidad de vida de los pacientes a través de diferentes técnicas y terapias.

José Carlos Fernández, logopeda especialista en párkinson y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), apunta que la enfermedad de Parkinson puede provocar la aparición de una voz de baja intensidad y una articulación del habla alterada, debido a que los movimientos orales se producen con dificultad en el control del movimiento. También se pueden aparecer alteraciones en el ritmo del habla, así como en la respiración, lo que provoca que el habla sea ininteligible”.

Puesto que la enfermedad de Parkinson puede afectar al habla de diferentes maneras, el tratamiento óptimo debe ser individualizado y centrado en la sintomatología y el estadio en el que se encuentra. “Si la persona está en un estadio inicial, requerirá de un tratamiento intensivo, con un alto número de repeticiones centradas en el objetivo fijado. Dicha intervención debe realizarse con una dosificación adecuada a la persona, y lo trabajado en la clínica se debe transferir al día a día de la persona”, especifica José Carlos Fernández.

Los logopedas fijarán unos objetivos específicos, pero también se encargarán del seguimiento continuado de la progresión de la enfermedad. Asimismo, adaptarán las terapias a la mayor intensidad que sea posible para cada persona. “Sin olvidarnos de la importancia que tiene mantener un óptimo núcleo social, así como un correcto abordaje interdisciplinar de las funciones cognitivas, emocionales y motóricas”, apunta el logopeda del CPLCM.

La logopedia puede ayudar a mejorar la comunicación y la capacidad para tragar en las personas con Parkinson. Mediante diferentes terapias y ejercicios, los logopedas pueden fortalecer los músculos de la garganta y la lengua con el fin de facilitar y coordinar los movimientos necesarios. De este modo, se consigue que la comunicación resulte efectiva y la deglución sea segura y eficaz. 

El abordaje multidisciplinar en personas con párkinson permite una evaluación y tratamiento holístico del paciente. Para ello se tienen en cuenta no sólo los síntomas físicos, sino también los aspectos emocionales y sociales que pueden afectar su bienestar general. Por tanto, es fundamental para brindar una atención integral y personalizada.

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