violencia de género en las mujeres mayores

La erradicación de la violencia de género en las mujeres mayores requiere más visibilidad y recursos

En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se conmemora el 25 de noviembre, es necesario poner el acento en la violencia de género en las mujeres mayores. Las mujeres mayores son más vulnerables a este tipo de violencia. Además, suelen esconder su situación con más frecuencia. Por todo ello, es preciso que existan recursos dirigidos a la detección y acompañamiento de las mujeres mayores en el proceso para acabar con la violencia que sufren.

La violencia contra las mujeres es un problema estructural mundial que requiere respuestas globales, estatales, autonómicas y locales. Desde 1999 hasta 2020 han sido asesinadas en España 164 mujeres de más de 60 o 65 años según el Instituto de las Mujeres, organismo dependiente del Ministerio de Igualdad. Los rangos de edad y la frontera de la tercera edad varían según el año de publicación de la estadística, pero los datos señalan que el 13% del total de 1.297 fallecidas en nuestro país eran sexagenarias o de mayor edad.

Como explican desde el Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad de Madrid, el asesinato es la manifestación de violencia más atroz, pero existen múltiples formas “y para prevenir, hay que actuar sobre los factores de un modelo social que perpetúa o ignora el desarrollo de la violencia”.

Cómo se manifiesta la violencia de género en las mujeres mayores

Según explican desde Orpea, grupo de residencias de mayores y atención a la dependencia líder en Europa, la violencia de género en las mujeres mayores trasciende a las agresiones físicas. En estos casos la violencia va más allá de esa agresión física, que es la más visible y fácil de detectar:

Algunas de las manifestaciones más destacadas son las siguientes:

  • Violencia sexual, cuando el agresor ejerce la fuerza y obliga a la pareja a mantener relaciones sexuales no consentidas o emite comentarios
  • Violencia psicológica o emocional, que se produce cuando la pareja menosprecia la dignidad de la mujer y coarta su libertad.
  • Violencia económica, en la que el hombre controla y limita los recursos que la mujer necesita para su bienestar y el de su familia.

“Estas últimas manifestaciones de violencia suelen permanecer invisibilizadas a ojos del entorno familiar y personal de la mujer maltratada y, por tanto, dificulta su detección”, explican desde Orpea.

Por otra parte, aseguran que la soledad no deseada y las situaciones de dependencia o discapacidad en las que viven muchas personas mayores agravan la situación. Con la edad, por tanto, aumenta la vulnerabilidad de las mujeres.

Prevención y acción contra la violencia de género en mujeres mayores

La violencia de género es un tipo de maltrato que encuentra su explicación en las desigualdades y las discriminaciones persistentes que todavía afectan a las mujeres en todos los ámbitos de la vida: social, económico, político y cultural.

La última macroencuesta de Violencia contra la Mujer del Ministerio de Igualdad refleja que el 42,1% de las mujeres de 65 o más años que han sufrido violencia física, sexual o emocional a lo largo de sus vidas.

Sin embargo, suelen ocultar la violencia vivida en bastante mayor medida que el resto de mujeres, con todas las implicaciones que esto conlleva.

Estos datos también lo corrobora un nuevo informe de ONU Mujeres, basado en datos de 13 países desde la pandemia, que sostienen que solo 1 de cada 10 mujeres recurriría a la policía en busca de ayuda.

Por tanto, desde ONU Mujeres insisten en que, aunque la violencia de género es generalizada, esta puede y debe prevenirse. “Detener esta violencia comienza por creer en las sobrevivientes, adoptando enfoques integrales e inclusivos que aborden las causas fundamentales, transformen las normas sociales dañinas y empoderen a las mujeres y las niñas”.

Asimismo señalan que “con servicios esenciales en los sectores policial, judicial, sanitario y social, y con suficiente financiación para la lucha por los derechos de las mujeres, podemos poner fin a la violencia de género”.

El Colegio de Psicólogos de Madrid, por su parte, insiste en derrumbar aquellas acciones o factores que favorecen el que se mantenga la violencia de género. “Es innegable que la sociedad conoce que es imprescindible actuar y denunciar las situaciones de violencia y proteger a las víctimas, pero debemos mostrar aquellos elementos que son menos evidentes y que influyen de forma directa en el mantenimiento y ejercicio de la violencia contra las mujeres”.

Recursos y acciones que cuentan

La Administración Pública está cada vez más concienciada y volcada con la solución de la violencia de género. En cuanto a acciones específicas para la prevención de la violencia de género en mujeres mayores el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo acciones formativas para la detección de la violencia de género en los servicios que trabajan con ellas y en la atención a mujeres con discapacidad.

Además, este último año se ha puesto en marcha una unidad móvil vinculada al Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género (S.A.V.G. 24 horas) para facilitar los traslados de estos colectivos, y ha recordado que seis plazas de las 26 creadas por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social en pisos de semiautonomía son para mujeres mayores.

Por otro lado, Madrid contará desde esta semana con el primer centro de España para mujeres sin hogar víctimas de violencia de género. Este recursos conjugará “igualdad, innovación y, sobre todo, dignidad” con el fin de darles una segunda oportunidad. Asimismo, conseguirá tratar las secuelas que les ha provocado la situación de sinhogarismo y la violencia de género sufrida y aumentará sus posibilidades de recuperación.

Residencias de mayores como cortafuegos de la violencia de género

Uno de los principales problemas de la violencia de género en las mujeres mayores es la falta de visibilidad. Según Cristina Cantero, directora de Relaciones Institucionales de ORPEA Ibérica, “las mujeres mayores sufren una doble discriminación. A la propia violencia machista se le añade el edadismo, es decir, la discriminación en base a su edad. Esta provoca que aún se mantenga estereotipos negativos hacia las personas mayores, los cuales imponen barreras a estas mujeres para denunciar el maltrato y a las instituciones para detectarlo”.

Asimismo, Cantero pone el foco en la falta de una alternativa habitacional para estas mujeres lejos del agresor y sostiene que, en este sentido, “las residencias de mayores pueden jugar un papel importante en la lucha contra el maltrato”.

Desde Orpea señalan que los profesionales que atienden a las mujeres mayores deben tener una formación específica que les dote de herramientas para poder detectar y prevenir situaciones de maltrato en personas mayores. Por esta razón, los centros de mayores de la compañía cuentan con profesionales capacitados para intervenir y atender necesidades específicas. Por otro lado, la compañía cuenta con programas de empleo en sus centros para mujeres maltratadas o en riesgo de violencia de género de cualquier edad.

Las residencias de IMQ Igurco, que acogen a estos colectivos más vulnerables, las mujeres mayores de 65 años, también cuentan con  protocolos para erradicar la violencia de género. Y promueven acciones intergeneracionales para impulsar la igualdad y fomentar los valores relacionados con ella.

 

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