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Recomendaciones de Ballesol para una correcta salud digestiva en las personas mayores

La edad habitual en la que el aparato digestivo comienza a sufrir trastornos de funcionamiento asociados al envejecimiento se sitúa en los 50 años. Sin embargo, nuestra salud digestiva puede empeorar durante los años posteriores a jubilarnos (65-70) por una falta de preparación para ese periodo.

“Existen factores psicológicos y sociales al final del desempeño laboral que están asociados a un riesgo elevado de contraer trastornos de diferente entidad, desde los más leves hasta otros como el síndrome del intestino irritable, esófago de Barret o cáncer en el aparato digestivo; y, en definitiva, que puedan condicionar nuestra salud digestiva en los años siguientes”, reconoce el doctor Antonio Ortega González, médico en la residencia Ballesol Mirasierra.

Además “a partir de la edad de jubilación, entre los 65 y 70 años, nuestra salud digestiva tiene más riesgo de deteriorares”, refleja un estudio desarrollado en residencias Ballesol, por lo que son más apreciables las consecuencias negativas que tiene en la salud digestiva el no adaptarse bien a la jubilación.

“Igual que muchos de los factores perjudiciales para el aparato digestivo pueden tener un origen profesional, nadie nos ha enseñado cómo hay que gestionar y vivir durante la etapa de jubilación. Ese tiempo en blanco es una puerta abierta a procesos psíquicos y físicos indeseables o sedentarismos anquilosantes”, comparte el doctor Ortega.

Mayores de 80 años                                                     

Revertir el envejecimiento natural del aparato digestivo es imposible, a día de hoy, pero lo que sí se puede garantizar es una mejor calidad de vida, con digestiones más confortables, sueños más reparadores y bienestar que se refleja en el estado de ánimo. “El 90% de las personas mayores de 80 años presenta alteraciones en el apetito. Esto sucede porque la actividad física se reduce y con ello las necesidades energéticas del cuerpo”, comparten especialistas en la alimentación y nutrición en personas mayores.

El estado de la salud digestiva es un indicador válido para predecir la longevidad y la calidad de vida durante el proceso de envejecimiento. Uno de los cambios fisiológicos y anatómicos que el anciano enfrenta es la pérdida de la función oral, la cual se refleja en las acciones motoras de la boca, que incluyen la masticación, la deglución, la salivación y la carencia de piezas dentales, así como la alteración o disminución en el discernimiento del sabor de los alimentos y las bebidas.

Recomendaciones para una buena salud digestiva

Desde Ballesol y Círculo Miso, empresa dedicada al servicio de restauración y seguridad alimentaria, insisten en que una buena salud del aparato digestivo implica que haya buen apetito, suficiente aporte calórico y proteico diario y un buen ritmo intestinal, evitando el estreñimiento. “También suficiente aporte de líquidos a lo largo del día, más en las épocas de calor. Para ello, a parte de los chequeos médicos en relación a la patología que cada uno pueda tener, debe haber una buena salud buco-dental, menús apetitosos y variados (dentro de la dieta mediterránea). Evitando el exceso de medicación con la supervisión de los profesionales de la salud”.

Por eso, el estado de la salud digestiva también es un indicador válido para predecir la longevidad y la calidad de vida en el proceso de envejecimiento.

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