pacientes con disfagia

Rehabilitar la función deglutoria es fundamental para mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes con disfagia

Convivir con la disfagia, dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos, es posible, y debe conseguirse que la persona obtenga la mejor calidad de vida. Para ello no basta con técnicas compensatorias, como adaptar la alimentación o mejorar la postura al comer, en paralelo, es clave rehabilitar la función deglutoria, en la medida de lo posible, para conseguir una alimentación eficaz y segura, pero también para contribuir a mejorar el estado de ánimo y la socialización de estos pacientes, aspectos que se ven mermados como consecuencia de la disfagia.

La logopeda y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), Alexandra Tisaire, destaca los beneficios de esta rehabilitación. Asimismo, advierte de que el logopeda es el único profesional sanitario especializado en la rehabilitación de la disfagia: “Otros profesionales se encargan de adaptar la dieta, pero no intervienen para devolver la funcionalidad a la hora de comer”.

También el logopeda debe formar parte del equipo que evalúa a estos pacientes, junto con los neurólogos y los otorrinos. Tisaire defiende la importancia de una valoración exhaustiva y precoz: “El tiempo marca la diferencia a la hora de obtener mejores resultados. Además, debemos analizar las particularidades de cada paciente para realizar una intervención personalizada”. Y es que, según explica la logopeda, “aunque todo se engloba dentro de la disfagia, las causas y el cómo se manifiesta es diferente en función de la patología o alteración que tiene la persona y el área del cerebro afectada”.

Un problema sanitario y social

La disfagia orofaríngea suele asociarse con el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas, pero puede ocurrir a cualquier edad  y por diferentes causas. Dos millones de personas en España tienen disfagia. Entre la población más afectada se encuentran pacientes con enfermedades neurológicas o neurodegenerativas, como el ictus, alzhéimer, parkinson, esclerosis múltiple o ELA (30-80 %) y las personas mayores de 75 años (45%) o ancianos institucionalizadas (56-78 %), pero también presentan disfagia los pacientes con cáncer de cabeza y cuello (40-50 %), otros pacientes hospitalizados (10-30 %) e incluso en niños con desarrollo normal (45%).

Estas cifras reflejan un problema sanitario real que está infravalorado cuantitativa y cualitativamente. En este sentido, Alexandra Tisaire explica que las complicaciones, tanto nutricionales como respiratorias, de la disfagia son graves. Sobre todo destaca la desnutrición y la deshidratación, que están relacionadas con una mayor fragilidad, peor capacidad funcional, institucionalización e incremento de la mortalidad. También hace referencia a la seguridad en el proceso de comer: “Los pacientes con disfagia tienen mayor riesgo de neumonías aspirativas y atragantamientos. La mitad de las aspiraciones presentadas son silentes, lo que puede incrementar las repercusiones respiratorias”.

Por otra parte, la disfagia también afecta al plano psíquico y social del paciente porque existe una pérdida de autoestima y socialización. Por tanto, para abordar este síntoma es fundamental que los profesionales tengan en cuenta todas estas aristas que influyen en el bienestar de la persona.

Logopedia para rehabilitar

La intervención del logopeda con los pacientes con disfagia tiene beneficios palpables en todos estos aspectos. Su labor es relevante en el diagnóstico, valoración y terapia. En concreto, la rehabilitación de la función dañada o que se ha perdido es clave para recuperar la calidad de vida.

De hecho, la vocal del CPLCM sostiene que existen evidencias de que la adherencia a las dietas adaptadas y las recomendaciones es muy baja. Y lo mismo ocurre con la palatabilidad de los espesantes: “La persona se cansa de comer con la misma textura y acaba ingiriendo alimentos que no son tan aconsejables, poniendo en peligro su salud, exponiéndose a un mayor riesgo por aspiraciones. Por lo tanto, la rehabilitación es la opción más efectiva, aunque tiene que estar acompañada del resto de estrategias compensatorias”.

Alguna de las terapias que emplea el logopeda para rehabilitar la función deglutoria son las siguientes:

  • Técnicas de incremento sensorial. Su objetivo es aumentar o disminuir la sensibilidad oral mediante calor, frío, vibración o sabores.
  • Ejercicios de rehabilitación motora. Son entrenamientos activos y pasivos de movilización de la musculatura miofuncional, que es la que interviene en la deglución, para conseguir más fuerza, movilidad o agilidad.
  • Resistencia activa de la musculatura suprahioidea. Activación de los grupos musculares que producen la elevación y anteriorización de la laringe y apertura del esfínter esofágico superior.
  • Maniobras deglutorias. Su objetivo es mejorar la eficacia y la seguridad de la deglución mediante el control voluntario de determinados aspectos de este proceso. Los pacientes deben seguir ciertas instrucciones en secuencias. También consigue ejercitar la musculatura deglutoria.
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