La Universidad Pontificia Comillas y Ballesol analizan el reto de los cuidados residenciales

La Universidad Pontificia Comillas y Ballesol analizan el reto de los cuidados residenciales

El rápido y progresivo envejecimiento demográfico está propiciando una transformación social, individual y poblacional. Esta evolución genera desafíos al mismo tiempo que oportunidades. Un reto que también debe de afrontarse con la perspectiva ética del cuidado como disciplina global en relación con la ancianidad. Esa fue una de las conclusiones de las jornadas que, con el lema “Cuidadores y Cuidados. Aspectos Bioéticos”, organizó la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas y Ballesol.

El encuentro estuvo orientado a compartir y transmitir las reflexiones derivadas de la pandemia de COVID-19, las fortalezas y debilidades futuras de los cuidados, los planteamientos médicos y los aspectos psicosociales relacionados con la atención que reciben las personas mayores y el protagonismo de la familia en el cuidado.

El papel de la familia

Los ponentes coincidieron en la importancia del papel de la familia. Fernando Vidal, doctor en Sociología y director de la Cátedra Amoris Laetitia de Comillas, compartió con los asistentes la influencia de la familia en el cuidado “no solo como protagonista, sino al ser fuente del cuidado, la relacionalidad y sociabilidad de donde emanan nuestras primeras experiencias de cuidado”. Para añadir que “hay que comprender la ancianidad como un proceso en el que se sigue creciendo y acumulando vida”.

El efecto de la pandemia

La pandemia fue un eje central de las jornadas. Blanca Almarza y María Arantzazu Yubero, profesoras de Psicología de la Universidad Pontificia Comillas, afirmaron que “entre las principales dificultades que apreciamos están las dificultades físicas (agotamiento); insomnio (imposibilidad de conciliar un sueño tranquilo, pesadillas…) o  dificultades emocionales (ansiedad, miedo, tristeza asociada a la pérdida)…”, en unas circunstancias de pandemia en las que “no había referentes, ni pautas de protección sabiendo que en juego había vidas humanas”.

Por su parte, Javier Yanguas, doctor en Psicología Biológica y de Salud por la Universidad Autónoma de Madrid, se refirió al futuro de los cuidados a la luz del COVID, y adelantó uno de los grandes aprendizajes que tenemos que hacer de esta pandemia relacionada con el envejecimiento y el cuidado: “Si los modelos que tenemos de pensar la vejez son suficientes o no”.  También hizo una reflexión sobre la soledad no solo como aislamiento social, “ya que las personas mayores se han sentido vulnerables y les ha hecho sentirse solas y desamparadas”.

Cuidados en entornos residenciales

Antonio Ortega, médico en Ballesol Mirasierra, se basó en la experiencia en primera persona del cuidado de los expertos en entornos residenciales, de la importancia de la formación y de disponer de las herramientas adecuadas para “fomentar un envejecimiento activo y evitar la soledad no deseada”. Sobre todo en un contexto en el que el  envejecimiento poblacional es un hecho y la ética debe estar cada vez más presente, como dijo José Manuel Ribera, catedrático emérito de Geriatría de la Universidad Complutense, que se refirió a la percepción de discriminación en las personas mayores tanto en contextos médicos como sociales. “Por ejemplo, en el lenguaje, actitudes paternalistas, infantilización del anciano, exclusión a la alta tecnología o protocolos médicos”.

Por eso, es tan importante una excelencia en el cuidado de los mayores, como reconoció Vicente Bellver, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia,  que atendió a unas serie de consideraciones referidas a los cuidados en una residencia y a un punto de partida. “La alegría como condición preliminar de la vida y los cuidados teniendo en cuenta que estamos en la etapa final de la vida, que puede ser larga y floreciente, pero particularmente en aquella que demanda unos cuidados más intensos, es decir, en los que comparece la decadencia y la dependencia”.

Visión integral de la persona

Sacramento Pinazo, presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología se preguntó cómo queremos ser cuidados, y destacó que “somos seres bio-psicosociales y, por tanto, necesitamos considerar la atención desde una visión integral de la persona, lo que se llama el cuidado centrado en la persona, que va más allá de los cuidados físicos y llega también a los emocionales, relacionales, sociales”.

Ana María Marcos del Cano, catedrática de Filosofía del Derecho de la UNED, ahondó en esta idea: “Cuando una persona es mayor tiene absolutamente todos los derechos y su autonomía plena y, por lo tanto, puede decidir. El hecho de ser mayor no puede conllevar tratarle infantilmente. En el envejecimiento sano, por lo tanto, la persona tiene incólumes todos sus derechos”.

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