relaciones intergeneracionales

20 años apostando por las relaciones intergeneracionales en la residencia de mayores Orpea Meco

Orpea Meco es una de las primeras residencias de mayores de Europa en integrar una escuela infantil dentro del centro. Su apuesta por las relaciones intergeneraciones entre personas mayores de 65 años y una decena de pequeños de dos años está resultado todo un éxito. El centro cumple ahora 20 años.

Las relaciones intergeneracionales resulta una terapia muy interesante, que mejorar el estado de ánimo y el bienestar de las personas mayores, y sobre todo de aquellas que tienen deterioro cognitov. En Orpea Meco, al comenzar cada curso en septiembre, los niños son emparejados con un mayor, que suele presentar algún grado de deterioro cognitivo o alzhéimer. Cada día, las puertas del aula de la escuela infantil se abren y entran los mayores de Orpea. Los residentes, en ocasiones, tienen un grado de deterioro cognitivo en el que no pueden reconocer a su niño, pero los pequeños saben perfectamente cuál es su amigo mayor y le cogen de la mano.

“El cambio que se opera en los mayores las horas que pasan con los niños es impresionante. Les cambia la cara cuando entran y ven a los niños. Un perfil con deterioro cognitivo, al que habitualmente cuesta implicar en una actividad o que hable, encuentra en el niño el estímulo que necesita. El niño les transmite su energía, les impulsa a jugar, a moverse físicamente”, nos explica Cristina Pérez, una de las terapeutas de ORPEA sobre los beneficios que aportan los niños al mayor.

La figura del mayor y beneficios para el niño

Durante el día, hacen distintas actividades: juegan juntos, hacen manualidades o escuchan cuentos. “La actividad que se organiza resulta sencilla y adaptada a los mayores y a los niños, y siempre está guiada por nuestras terapeutas ocupacionales, que es quién realiza el seguimiento de los mayores y la evolución vinculada a esta actividad”, explica la directora de ORPEA Meco, Ester Pérez. El proyecto comenzó como un espacio para que las trabajadoras y trabajadores dejaran a sus hijos durante su jornada en la residencia, pero funcionó tan bien, que se convirtió en una escuela infantil.  

Los beneficios de estas relaciones intergeneracionales también se aprecian en los niños. “Los niños tienen un sentido temprano de empatía, aprenden la tolerancia social, valorando y respetando la figura del mayor. Además, la estimulación de este aprendizaje en nuestro programa es totalmente abierta, flexible, motivante y adecuada a diferentes métodos de trabajo. Se valora en cada sesión la actitud de cada mayor y niño, adaptándonos en todo momento a ambas generaciones, sus ritmos, etc.”, expone Mª Carmen Blanco, la maestra de la escuela de Orpea

Relaciones intergeneracionales para evitar la desconexión social

La de Meco es la más ambiciosa, pero no la única experiencia intergeneracional de Orpea, referente en atención a mayores y dependientes, que cuenta con una cincuentena de residencias en España. Otros centros llevan a cabo programas de carteo o visitas de niños de colegios e instituto a las residencias, como en ORPEA El Escorial.

Los psicólogos de ORPEA coinciden al afirmar que “al interactuar con los más jóvenes, las personas mayores experimentan una sensación de bienestar emocional y físico, mejora su motivación, la autoestima y el ánimo”. Se trata, concluyen, de “fomentar este envejecimiento activo en los mayores integrándolos en las actividades de las generaciones más jóvenes” para “mantenerles al día de los cambios sociales y evitar la ‘desconexión social’”.

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