Buenas prácticas en la promoción de la calidad de vida de las personas mayores

Ofrecer atención integral a las personas mayores para promover su autonomía y, al mismo tiempo, prevenir situaciones de dependencia. Esta frase resume a la perfección el fin último que persiguen las residencias y centros de día, así como los servicios de teleasistencia y ayuda a domicilio. Ahora bien, cuando hablamos del bienestar de nuestros mayores, no debemos dejar nada a la improvisación.

 

Buenas prácticas en la promoción de la calidad de vida de las personas mayores

Para controlar la calidad primero hay que evaluar, con el fin de corregir determinados procesos e implantar acciones innovadoras para mejorar la atención prestada. Precisamente eso, es lo que ha hecho durante dos días, 30 de septiembre y 1 de octubre, la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (AMADE). Bajo el lema Buenas prácticas en la promoción de la calidad de vida de las personas mayores, alrededor de 200 empresarios y profesionales del sector de atención a la dependencia participaron en el III Congreso AMADE y I Simposio Europeo Pro Care, que tuvo lugar en el recinto ferial de IFEMA, en Madrid.

Un encuentro que sirvió para “poner en común las diferentes prácticas que se llevan a cabo en los centros asistenciales, con el fin de mejorar los servicios y la calidad en la atención a los mayores”, afirmó en la inauguración el presidente de AMADE, José Luis Palacios. Al acto también asistieron la subdirectora general de Mayores del Ayuntamiento de Madrid, Ana Buñuel; el director general de Coordinación de la Dependencia de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García y el gerente de Hannover-Messe International GMBH, Andreas Luttmann.

En opinión del presidente de la patronal madrileña, ha llegado el momento de dar un giro al debate, porque “no sólo es importante la financiación de la Ley de Dependencia y el coste económico que conlleva su aplicación, sino también la calidad asistencial de los servicios que prestamos. Por eso, es fundamental que, tanto la Administración Pública como los empresarios y profesionales que trabajamos en el sector de atención a la dependencia, hagamos una reflexión sobre lo que son las buenas prácticas, qué hacemos y qué tendríamos que hacer para promocionar la calidad de vida de las personas mayores”.

Asimismo, la subdirectora general de Mayores del Ayuntamiento de Madrid, Ana Buñuel, manifestó que “la colaboración público-privada es ahora, si cabe, más necesaria”, y, para ello, es fundamental “seguir buscando nuevos caminos y sinergias que promuevan una atención de calidad para los mayores”. Por su parte, el director general de Coordinación de la Dependencia de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García, aseguró que es el momento de ver “la vejez desde una nueva perspectiva y, por tanto, replantearnos las políticas sociales”, ya que la atención y el cuidado de las personas mayores debe “jugar un papel fundamental en el sostenimiento económico y social” de nuestro país. Además, afirmó que el envejecimiento no debe verse “como una carga, sino como un impulso al desarrollo y un triunfo”, y recordó que la Ley de Dependencia es también “de Promoción de la Autonomía Personal”.

Especialmente interesante resultó la aportación del director de la cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, Javier de la Torre Díaz. En su ponencia inaugural, titulada Buenas prácticas en el envejecimiento activo, de la Torre dividió su ponencia en tres partes: las buenas prácticas, entendiendo éstas como un bien social, un bien interno, un bien público; el envejecimiento activo; y  la bondad en la praxis, es decir, la dimensión humana. La bondad de la práctica, apuntó de la Torre, radica en cinco pilares: el reconocimiento de la dignidad del mayor, el respeto de sus derechos éticos, recogidos en las normativas, respeto de sus principios, el concepto de calidad de vida del mayor y el elemento personal del mismo.

Ética y norma en residencias, centros de día, ayuda a domicilio y teleasistencia
Las Buenas prácticas en ética, norma y empresa fue el tema central de la mesa redonda que profundizó en cómo compatibilizar la ética con la rentabilidad, la autonomía de los mayores en la toma de decisiones y si las sujeciones son morales o existen alternativas. El psicólogo clínico de La Paz, Javier Barbero, definió la calidad de vida como la “percepción subjetiva de vivir en condiciones dignas”. Por su parte, la subdirectora general de Control, Inspección, Registro y Autorizaciones de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Pilar López, explicó que no puede haber norma sin ética y, para ello, “debemos tener en cuenta a las personas. Concretamente, a los usuarios y sus familiares. Y, por supuesto, tampoco debemos olvidarnos de los profesionales, que deben trabajar motivados y en equipo”.

En este sentido, la jefa del Departamento de Programación, Evaluación y Desarrollo de la Dirección General de Mayores del Ayuntamiento de Madrid, Pilar Serrano, insistió también en que el principio de autonomía y la participación de los mayores en la toma de decisiones son imprescindibles. Además, incidió en la importancia de implicar a los trabajadores sobre cómo generar buenas prácticas. No obstante, el director de la Asesoría Jurídica del Grupo Ballesol, Mariano López de Ayala, afirmó que las buenas o malas prácticas son muy difíciles de medir e insistió en la necesidad de reflexionar sobre los principios y valores de las entidades prestadoras, “que deben coincidir con los de los usuarios. Además, no hay rentabilidad empresarial sin calidad asistencial y ésta sólo se obtiene con la satisfacción del mayor”.

En cuanto a las sujeciones físicas o químicas, Barbero las consideró un mal menor: “No son buenas porque restringen la libertad de movimiento del mayor y sólo deben aplicarse como una medida realmente excepcional y justificada”. Una afirmación con la que coincidieron el resto de sus compañeros de mesa.

A continuación, tomaron la palabra empresarios del sector que ofrecen los distintos servicios que recoge la Ley de Dependencia: residencias, centros de día, ayuda a domicilio y teleasistencia, con el objetivo de abordar las buenas actuaciones llevadas a cabo en todas las disciplinas, dignas de ser exportables a otros centros y servicios para gestionar mejor el conocimiento. En este sentido, el director general del Grupo Virgen de La Luz, Rafael Carrasco, aseguró que el sector trabaja siempre “en base al mayor”, ya que “nuestro fin es prestar la mejor atención a los usuarios”. Por su parte, la consejera delegada de Vitalia, Catalina Hoffman, destacó la importancia
de “dar a conocer todos los recursos asistenciales” de que disponen las personas mayores y/o en situación de dependencia, que deben ser “integrados e integrables”. En esta misma línea, el director de Teleasistencia Domiciliaria de Personalia, Domingo Manuel García Fernández-Caro, apuntó que “la buena gestión del servicio debe estar sujeta a un control de mejora continuo”. Para ello, el coordinador de Servicios de Ayuda a Domicilio y director técnico de Asispa, Manuel Monteserín, abordó la necesidad de implantar “normas bien definidas y no interpretables”, en cuanto a la acreditación de centros, ratios de personal y cualificación de los trabajadores para estandarizar las buenas prácticas.

 

Participantes en la mesa redonda sobre Buenas prácticas en ética
Participantes en la mesa redonda sobre Buenas prácticas en ética

Experiencias europeas

Mejorar la calidad de vida de las personas mayores y/o en situación de dependencia a través de técnicas o métodos que faciliten el cuidado de los usuarios de los centros residenciales es otro objetivo de los profesionales que trabajan en el sector de atención a la dependencia. De esta manera, varios expertos europeos de Alemania, Austria, España, Países Bajos, Reino Unido y Suiza presentaron diferentes metodologías para mejorar la gestión del dolor, reducir el uso de sujeciones físicas y tratar a personas con demencia.

Indudablemente, la formación de los trabajadores es indispensable para mejorar la prestación del servicio. En este sentido, la directora general de AMADE, Pilar Ramos, compartió con los asistentes su inquietud por la dificultad de cumplir con los plazos marcados por la Ley de Dependencia en España, relacionados con la acreditación, que exige que el 35% en 2011 y el 100% en 2015 de los auxiliares cuenten con la titulación o el certificado de profesionalidad correspondiente. “Nos preocupa cuándo van a poder formarse nuestros profesionales para cumplir con los plazos y cómo se va a financiar. Esperamos que la formación continua que las empresas han ido impartiendo y la experiencia del profesional adquirida durante años cuente para la obtención del certificado de profesionalidad”, aseveró Ramos.

Por su parte, Corinna Kronsteiner-Buschman, consultora de Leuchtturm Consult, expuso su experiencia en la conversión de residencias de larga estancia en unidades de convivencia de grupos de entre ocho y diez personas. “En este proceso, los profesionales de enfermería deben aprender a acompañar y a asumir la autonomía de los mayores residentes. Además, deben ayudarles a planificar su vida cotidiana”, afirmó. Asimismo, Manuela Fischer, representante de la Agrupación de Residencias de Alta Austria, explicó el modelo de formación profesional en Austria. En este sentido, al igual que en España, el principal problema al que se enfrentan es “la falta de auxiliares para el cuidado de las personas mayores. En nuestro sector, se exige mucho a los profesionales, pero los salarios no acompañan”. Para solucionarlo, han diseñado diferentes estrategias para atraer a personas interesadas en formarse en la atención a mayores, como una fundación especializada en gestionar la oferta y demanda o campañas que pretenden cambiar la imagen negativa del sector en la sociedad y en los medios de comunicación.

Las buenas prácticas en el cuidado mediante herramientas que los profesionales utilizan en la atención directa para mejorar la calidad de vida de los mayores fue un tema que despertó especial interés entre los asistentes. Heike Geschwindner, máster en Ciencia de Salud y Cuidado, hizo referencia a un estudio llevado a cabo en los centros de mayores de Zurich, Suiza, para conocer cómo se trata el dolor crónico. La metodología se basa en la aplicación de un sistema de evaluación continuo del dolor, mediante un examen numérico y verbal a los residentes que evalúa la persistencia del dolor durante cuatro situaciones (descanso, siesta, higiene y noche) y su reacción a la medicación contra el dolor. Aún así, “no es fácil”, aseguró esta experta, que explicó que los resultados del estudio sugieren fijarse en “la expresión facial y el lenguaje corporal” como indicadores de calidad para mejorar la gestión del dolor.

Mientras, Math Gulpers, director del centro residencial Lückerheide de MeanderGroep ZL, habló sobre el uso o no de restricciones físicas en las residencias de larga estancia. Según su experiencia, basada en el estudio EXBELT llevado a cabo en su propio centro, y que consistió en retirar los cinturones a todos los usuarios previa comunicación a familiares y trabajadores del centro, Gulpers afirmó que “es necesario y posible disminuir la utilización de estas sujeciones”, sin tener que aumentar la plantilla de profesionales del centro. Como alternativa a estas restricciones físicas, Gulpers señaló los protectores de cadera, cámaras de vigilancia, sistemas de infrarrojos, etc.

Por su parte, Mari Feli González, de la Fundación INGEMA, explicó en qué consiste el método Montessori para personas con deterioro cognitivo grave. “En sus inicios, este método estaba dirigido a niños especiales. Nosotros lo que hemos hecho ha sido adaptarlo a las características y necesidades de estos pacientes, con el objetivo de mejorar sus capacidades cognitivas residuales”, declaró. De este modo, mediante la realización de actividades básicas de la vida diaria de una manera programada, controlada y adaptada, se consigue promover habilidades que aumentan su independencia y el autocuidado, lo que repercute en una mejora de su calidad de vida.

Finalmente, en relación a las buenas prácticas en nuevas tecnologías y ayudas técnicas Eckhard Feddersen, propietario y socio fundador de Feddersen Architekten, manifestó que la construcción de viviendas y residencias para mayores debe estar sujeta a un diseño universal basado en la evidencia que, además, debe asegurar los cuatro principios esenciales de la vida: belleza, comodidad, identidad y funcionalidad. En este sentido, el director de Rehabilitación y Autonomía Personal del Instituto Biomecánico de Valencia (IBV), Ignacio Bermejo, explicó la importancia de la I+D+i a la hora de diseñar productos y servicios para personas mayores y/o en situación de dependencia. “Se trata de crear valor y, por tanto, productos orientados a su uso y a sus usuarios”, declaró Bermejo. El objetivo es mejorar la calidad de vida, permitiendo que estas personas puedan tomar sus propias decisiones e interactuar de una manera más sencilla con el entorno.

La terapeuta ocupacional y técnico superior en Ortoprotesis de la Clínica Fremap de Barcelona, Cecilia Tello, expuso la variedad de productos de apoyo que existen en el mercado para facilitar el cuidado de las personas mayores en los centros residenciales y en sus propios domicilios. Estas ayudas tienen que cumplir con tres características fundamentales: “Sencillez de uso y diseño, eficacia y seguridad”. Por último, la directora asociada del Centro de Desarrollo de Servicios para Demencia de la Universidad de Stirling (Reino Unido), Maria McManus, presentó la herramienta “Audit-Tool”, una solución práctica que audita la demencia y permite diseñar edificios adaptados a las necesidades de las personas mayores y/o en situación de dependencia. Un instrumento fundamental que pueden utilizar los centros residenciales para evaluar sus instalaciones.

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