Centros de día, servicios con gran potencial que merecen un impulso

A pesar de que los expertos consideran que se trata de uno de los servicios de atención a la dependencia más útiles para conseguir la autonomía del mayor sin alejarlo de su entorno y ayudar a los familiares encargados de su cuidado, los centros de día parecen no terminar de encontrar el lugar que se merecen. Posiblemente, el desconocimiento de sus funciones, incluso de su existencia, entre la población sea la principal causa de que los posibles usuarios se decanten por otro tipo de recursos. Por tanto, el sector empresarial, con la ayuda de la Administración, debe trabajar en este aspecto para potenciar esta modalidad de atención a la dependencia que cumple un papel especializado e insustituible para un perfil concreto de dependiente.

Los centros de día son recursos para personas en situación de dependencia que ofrecen los mismos servicios que presta una plaza residencial, a excepción de la pernoctación. Es decir, las personas que acuden a un centro de día reciben cuidado personal, protección y atención geriátrica, rehabilitadora, psicológica y social, entre otras, en horario diurno, regresando a dormir a su domicilio habitual.

Es por esto que están pensados para aquellas personas dependientes de más de 65 años que necesitan atención sociosanitaria pero que, bien ellos o los familiares, no se resignan a que vivan fuera del hogar. Se trata de una fórmula conciliadora para los cuidadores, que pueden continuar con su vida profesional y personal, con la tranquilidad de que, durante el día, el mayor estará atendido por un equipo multidisciplinar de profesionales de la geriatría (enfermeros, médicos auxiliares de geriatría, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos, trabajadores sociales…), que se preocupa por mejorar su calidad de vida. Asimismo, supone una opción interesante para la socialización del mayor con otros iguales, la mejora de su calidad asistencial y la potenciación de su autonomía personal y calidad de vida.

En función de las peculiaridades de usuarios y familiares, la asistencia puede ser continua o parcial. La primera modalidad se refiere a aquella en la que el mayor visita al centro de forma diaria y a tiempo completo, normalmente corresponde a una media de siete u ocho horas al día. Sin embargo, la segunda posee un horario más flexible y el usuario puede acudir aquellos días que lo precise.

Las personas que utilizan este tipo de servicios los consideran muy útiles porque suplen la necesidad de mejorar o mantener el mayor nivel posible de autonomía personal y apoyar a las familias cuidadoras, objetivo central manifiesto en el artículo 24 de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en Situación de Dependencia.

Poco demandados
Se trata de un servicio muy atractivo, porque conjuga la atención profesional en centros cualificados con la ventaja de poder seguir viviendo en el propio domicilio, y además a precios razonables. Pero, a pesar de ser un recurso con alta aceptación entre mayores y familiares, no termina de despegar en nuestro país. De hecho, las cifras de su demandan marcan un panorama un tanto desolador en comparación con otros, como la atención a domicilio o la teleasistencia.

El último informe elaborado por el Imserso sobre Las Personas Mayores en España revelaba que, en enero de 2008, el número de plazas, públicas y privadas, en centros de día para personas mayores ascendía a 63.446, distribuidas entre 2.258 centros, lo que representa una cobertura del 0,83%. Mientras, la teleasistencia daba servicio a 395.917 personas; la atención a domicilio llegaba a 358.073 mayores; y los servicios residenciales atendían a 339.079 usuarios.

Actualmente, el número de centros de día en nuestro país ha crecido, aunque de forma moderada. Según la base de datos del Imserso, existen 207 centros más que hace cuatro años. También, en general, en casi todas las comunidades autónomas, ha habido un aumento de los de titularidad pública, lo que refleja el interés de las Administraciones por ofrecer recursos de calidad a los ciudadanos que más lo necesitan. No obstante, su cobertura sigue siendo escasa con respecto a otros servicios que se ofertan para este tipo de dependientes.

Según el director de Comunicación, Marketing y Relaciones Institucionales del Grupo Amma, Roberto Rodríguez, “puede influir el que no es suficientemente conocido o también que quizá muchos mayores que se encuentran bien cognitivamente muestren su rechazo a acudir a estos centros y se decanten por la atención domiciliaria o, sin más, por acudir a centros de jubilados”.

La coordinadora del Centro de Día Casablanca El Plantío y responsable de Calidad del Grupo Casablanca, Noelia Ferrer, está de acuerdo con que se desconocen las funciones de este tipo de centros. Además, añade: “Es un servicio que se cree erróneamente que puede ser suplido por una persona en el domicilio, la cual realiza tareas domésticas y, en la mayoría de los casos, no atienden al mayor con las necesidades reales que necesita. No se puede comparar el trabajo de un equipo técnico multidisciplinar con el que puede hacer una sola persona sin los conocimientos adecuados”.

 

Centros de día, servicios con gran potencial que merecen un impulso
Diferencias con otros servicios de atención
Este recurso es el más parecido a una residencia. Su modelo de trabajo no se centra únicamente en dar compañía y ayudar en el día a día del mayor, sino que apuestan por la rehabilitación preventiva para conseguir su autonomía personal y mejorar sus capacidades físicas y mentales. Este objetivo se consigue mediante un amplio abanico de actividades como talleres de pintura, jardinería, costura, lectura, manualidades; excursiones; visitas guiadas a museos o centros culturales; gimnasia…Sin embargo, a diferencia de los servicios residenciales, favorece la continuidad de las personas con niveles moderados de dependencia en su entorno.
Todas estas funciones, características de los centros de día, mejoran la socialización del mayor, favorecen que se sienta más útil y activo, aumentan su autoestima, ayudan a que mantengan la movilidad y diminuyen el estrés.

Estrategias de promoción
Conocidas sus principales tareas y el papel que juegan en la atención al mayor, queda claro que los centros de día son un recurso imprescindible en la oferta de servicios sociales. Por tanto, precisan de un impulso apropiado para alcanzar el puesto que les corresponde.

Entre las medidas que se podrían tomar para potenciar su oferta, se encuentran la “promoción y concienciación social”, afirma Roberto Rodríguez, que también destaca que esta labor “debe realizarse desde las empresas privadas que operan en este sector, pero también desde las administraciones públicas”.

En la misma línea se pronuncia Noelia Ferrer, que considera interesente que exista “un conocimiento más exacto del servicio, incentivado y publicitado a través de los organismos públicos (campañas a través de radio y televisión por parte del organismo encargado de otorgar plazas subvencionadas), ya que es un recursos más barato que una plaza residencial y, en muchas ocasiones, cubriría perfectamente las expectativas de la familia. Se debería recomendar el servicio de centro de día siempre que el mayor reúna el perfil, como paso previo al servicio de centro residencial permanente”.

El Grupo Casablanca, por su parte, emplea sus propias estrategias de promoción. Así lo explica la responsable de Calidad ­­­­­del Grupo: “A todas las informaciones que nos llegan, tanto telefónicas como presenciales, se les invita a pasar en el centro dos mañanas de prueba sin compromiso de ningún tipo para que conozcan el servicio y valoren si su familiar se encuentra cómodo y tranquilo en el centro”.

Otra táctica para impulsar el interés por este tipo de servicios es ofrecer un elemento diferencial. Un ejemplo claro se puede observar en el Método Hoffmann, ideado por la presidenta de Vitalia Centros de día, Catalina Hoffmann. Este procedimiento, registrado en la propiedad intelectual como obra científica, brinda a las personas mayores una atención terapéutica personalizada, encaminada a potenciar el envejecimiento activo y el desarrollo de programas especializados en Alzheimer, Parkinson o hemiplejías, entre otras dolencias. “Cada mayor recibe servicios acorde a sus necesidades. Y, para establecer una terapia individualizada, son valorados por todos los profesionales del centro a su llegada”, explica Catalina Hoffmann.

Afortunadamente, los centros se están concienciando de la importancia de trabajar con un modelo de atención centrada en el mayor, y la oferta de servicios personalizados es cada vez más frecuente. Así lo reconoce Roberto Rodríguez, de Amma: “Creemos que el servicio de centro de día es muy importante para las personas mayores, por eso intentamos ofrecer un servicio personalizado y acorde a las necesidades de cada mayor. Además, una de las ventajas de nuestros centros de día es que todos ellos están ubicados físicamente en las residencias que gestionamos, por lo que pueden beneficiarse de los servicios e instalaciones de las mismas”.

Flexibilizar el servicio y sus horarios podría se otro paso. Tal y como apunta Catalina Hoffman, “un centro de día debería conceder una elevada flexibilidad a la hora de contratar los servicios. De tal modo que los usuarios puedan acudir desde dos a cinco días a la semana, eligiendo media jornada o completa”. Además, esto también permite adaptar este servicio a toda clase de rentas.

En esta misma línea y, en función de las necesidades de los usuarios y sus familiares, el centro puede cubrir servicios básicos y necesarios como la enfermería, rehabilitación, fisioterapia y terapia ocupacional, pero también otros más específicos como el servicio de comedor con dietas adaptadas a la persona, el servicio de transporte a domicilio a cualquier hora del día, etc.

Pero en lo que sin duda se deben centrar esfuerzos es en mejorar la calidad, ya que redunda de forma positiva en la prestación de servicios e, inevitablemente, en la calidad de vida de los usuarios. Para conseguirlo, además de contar con instalaciones cómodas y adecuadas, profesionales en el ámbito geriátrico, servicios adaptados y certificaciones que lo corroboren, se debe estar atento a las necesidades sociales que vayan surgiendo y a las innovaciones y novedades que las cubran, porque en una sociedad y sector poblacional en continua evolución, es la única forma de cumplir con las expectativas del servicio.

 

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