SAD: nuevos servicios y perfiles profesionales

El Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) fomenta la autonomía personal, previene situaciones de dependencia y retrasa la institucionalización de las personas. Si bien los servicios relacionados con la atención personal y mantenimiento del hogar siguen siendo los más demandados, hay otros, como la rehabilitación o el acompañamiento para combatir la soledad, que tienen un creciente potencial. Servicios que, además, están permitiendo la incorporación al SAD de nuevos perfiles profesionales más sanitarios: fisioterapeutas, psicólogos, terapeutas ocupacionales, etc. Además, la actual diversidad de perfiles y las nuevas necesidades de atención hacen que el servicio requiera profesionales cada vez mejor cualificados y, sobre todo, valorados por la sociedad.

En este contexto, el Consejo General del Trabajo Social (CGTS) defiende la necesidad de superar la metodología de gestión por horas para evolucionar hacia una prestación personalizada e individualizada en función de las necesidades de cada persona usuaria. Profundizamos en ello, así como en el presente y futuro del SAD desde la perspectiva de las empresas prestadoras del servicio.

A pesar de los evidentes beneficios del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) , la asesora del equipo Nuestras Voces del Consejo General del Trabajo Social (CGTS), Lucía González, considera el SAD como “un gran desconocido pendiente de redimensionar”. Como experta en dependencia e igualdad en la autonomía personal, asegura que hay partes del servicio muy desarrolladas, “pero otras, con un gran potencial, no están explotadas”. Sería el caso de la prestación más social del servicio, que comprende el acompañamiento dentro y fuera del domicilio, el fomento del ocio y la participación en la comunidad o la adquisición y desarrollo de habilidades, capacidades y hábitos personales y de convivencia.

“Si observamos el servicio como un recurso para desarrollar la autonomía personal, capaz de mejorar la calidad de vida de las personas, debemos superar la metodología de gestión por horas para transformarla en otra centrada en los planes de vida de las personas que se atienden. Debemos personalizar la atención todo lo posible”, subraya González.

Más aún tras el COVID-19 que, además, ha evidenciado, entre otras cuestiones, la falta de conciencia colectiva sobre la existencia de este recurso. Asimismo, durante la pandemia las personas que recibían el servicio “han sentido desprotección”, que se ha traducido en tardanza en el establecimiento de criterios, protocolos de actuación o despliegue de recursos. Pero también han sentido desconfianza, “ya que cada profesional iba a diferentes domicilios, con sus particularidades y familias, lo que durante la pandemia supuso un riesgo añadido”. Sin embargo, González destaca que también ha implicado una oportunidad, “porque hemos reflexionado sobre el recurso como algo clave en la prevención de la institucionalización ante situaciones de necesidad de apoyo”.

Para tener conocimiento sobre la realidad y la situación actual del servicio, González señala que sería muy interesante disponer de datos sobre las tareas más prescritas y las más demandadas. “Datos con los que podríamos realizar una comparativa por comunidades autónomas, dado que la prestación del servicio puede ser desigual según los territorios. Al menos, según el SISAAD, en número sí lo es”, detalla. No obstante, a día de hoy, “sabemos que el mantenimiento del hogar, los aseos personales y los acompañamientos se encuentran entre las tareas más comunes”.

La experta en autonomía y dependencia destaca también el “marcado perfil femenino del SAD”, tanto de las personas usuarias como de los profesionales que las atienden. Sin embargo, remarca que la diversidad de perfiles y nuevas necesidades “hacen que las trabajadoras se encuentren con situaciones para las que no están preparadas: salud mental, diferentes tipos de deterioro cognitivo, etc. Además, es probable que los beneficiarios aumenten su nivel formativo y capacitación digital, lo que supondrá un reto para el servicio”.

En cualquier caso, la asesora del equipo Nuestras Voces del CGTS entiende que los profesionales del SAD merecen un reconocimiento por parte de la sociedad, “que no es consciente de la tarea que realizan y de las dificultades a las que se enfrentan día a día”. Por otro lado, reivindica una mayor y mejor dotación de herramientas que les permitan desarrollar un trabajo profesional y digno: formación especializada, la posibilidad de desarrollar planes individuales de atención para abordar las necesidades de cada persona y no ser estigmatizadas como limpiadoras, entre otras cuestiones.

Respecto a los profesionales responsables de coordinar el SAD, labor en muchas ocasiones desarrollada por trabajadoras sociales, González indica que “deberían poder dedicar más tiempo a la intervención, acompañamiento y seguimiento que a la gestión del servicio”.

Por todo lo expuesto, defiende que el SAD es una herramienta que sienta las bases de la desinstitucionalización desde el cuidado profesionalizado en el propio hogar, “pero requiere ineludiblemente de una evolución del desarrollo y planificación del servicio, así como de los recursos destinados: personalización del servicio, mejora de condiciones de prestación, uso de la tecnología, evaluación continua, etc.”. Sin olvidar, añade, “una necesaria conciencia social y puesta en valor” desde todas las partes implicadas: Administración, profesionales, entidades prestadoras del servicio, personas usuarias y sus familias.

En definitiva, una revalorización del servicio que lo posicione y explote, desde el mejor sentido de la palabra, para que las personas reciban los mejores cuidados para poder mantenerse el mayor tiempo posible en su entorno habitual.

Empresas prestadoras del servicio hablan en primera persona, desde su experiencia, sobre el presente y futuro del SAD.

Alcance del SAD y hacia dónde debería evolucionar

El SAD es un servicio público de suma importancia y vitalidad, máxime en los últimos años. Si bien nace con la clara intención de dar cobertura a necesidades básicas y específicas de personas que por su edad y/o situación de dependencia y sociosanitaria no pueden realizar de forma autónoma y eficiente en su domicilio, una de las responsables del SAD de Clece, Lorena Menéndez, subraya que el concepto ha ido creciendo y evolucionando: “Hoy engloba muchos más aspectos igual o incluso más importantes que los apoyos instrumentales”.

El SAD llega a numerosos domicilios, “convirtiéndose en los ojos, pies, manos y boca de miles de personas en situaciones desfavorables y delicadas, aportando no solo ayuda física (desde un aseo hasta una compra), sino apoyo moral, compañía, visibilidad y descarga emocional a usuarios y familiares. Atiende, previene, repara y dignifica la vida de muchas personas que, de otro modo, no serían visibles a la sociedad y se iría agravando su situación”, detalla la experta.

Es clave combatir la soledad y atender la salud mental, así como dar voz a las personas que no puedan hacerlo por sí mismas, a través de profesionales cada vez mejor cualificados y valorados por la sociedad

Para mejorar la prestación del SAD, Menéndez señala que el servicio debería, por un lado, contar mucho más con las personas beneficiarias: “Trazar la intervención teniendo en cuenta sus expectativas, dentro de las posibilidades que su estado sanitario y sobre todo cognitivo permita, y hacer constantes reevaluaciones de manera conjunta”.  Por otra parte, la responsable del SAD de Clece indica que el servicio debería, en base siempre a las expectativas y preferencias de las personas beneficiarias, tener una coordinación impecable con todos los recursos, tanto sociales como del ámbito sanitario.

En definitiva, Menéndez asegura que el servicio debe ir evolucionando con la sociedad. La población está cada vez más envejecida y con mayor dependencia, reagrupada en grandes ciudades, con el riesgo que conlleva de soledad o asilamiento. “Está siendo clave, y cada vez lo será más, combatir la soledad y atender la salud mental, así como dar valor y voz a todas aquellas personas que no puedan hacerlo por sí mismas, a través de profesionales cada vez mejor cualificados y valorados por la sociedad”, manifiesta. Por tanto, concluye que el sector de los cuidados debe evolucionar de forma continua y estar siempre en un lugar privilegiado de la agenda política y social.

Servicios más demandados

La CEO de Gerosol Asistencia, Begoña López, explica que los servicios más demandados siguen siendo los relacionados con la atención personal: profesionales titulados y altamente cualificados supervisan las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria de la persona usuaria, desde una perspectiva preventiva de la salud física, emocional y cognitiva. “A su vez, para lograr una atención integral centrada en cada persona, el SAD actúa sobre factores como la polifarmacia, los déficits de función y movilidad, la nutrición, la cognición y el estado afectivo”, afirma.

Asimismo, y junto con estos servicios, López destaca el aumento, respecto a otros años, de la prestación de servicios de rehabilitación y optimización funcional, sobre todo en pacientes post COVID-19 o que han sufrido un ictus. “Para prestar estos servicios tan especializados contamos con médicos y rehabilitadores físicos, que han logrado mejorar el estado de salud de estas personas”, apunta.

Destaca el aumento, respecto a otros años, de la prestación de servicios de rehabilitación y optimización funcional, sobre todo en pacientes post COVID-19 o que han sufrido un ictus

Dada la evidente evolución del SAD, la CEO de Gerosol Asistencia entiende que “hay que dimensionar el servicio para que la persona usuaria pueda permanecer en su casa el mayor tiempo posible, prestando desde un cuidado básico hasta otro más complejo. Como consecuencia, nuestro modelo de atención se adapta a la evolución física, cognitiva y emocional de cada persona”.

Para ello, el SAD debe ofrecer coberturas más amplias y contar con profesionales cualificados para prestar cuidados más complejos. “La implantación de la telemedicina es un gran aliado, así como otros sistemas y tecnologías que complementan la labor insustituible de los profesionales. Todo ello supervisado por equipos de coordinación multidisciplinares, que sean capaces de detectar, tanto las necesidades actuales como prevenir las futuras, y procurar esos cuidados basados en altos estándares de calidad asentados en la cualificación y humanización”, señala López.

Tras el COVID-19, Gerosol ha implementado servicios y terapias enfocadas a la rehabilitación respiratoria y funcional de las personas afectadas, “y contamos con una unidad de trabajadores especialmente formados para atender a las personas que, a pesar de estar vacunadas, han contraído la enfermedad”.

Al margen del impacto de la pandemia, López asegura que Gerosol se esfuerza en adaptar de manera constante sus servicios a las necesidades de las personas usuarias: “Innovamos y mejoramos nuestros servicios para mantener siempre cubiertas sus necesidades”.

Perfil de las personas usuarias

Según el CEO de Familiados, Ernesto Bravo, el demandante medio del SAD sigue siendo una persona mayor de entre 80 y 85 años, que vive sola o en pareja, ambos mayores, y que tiene limitaciones para valerse por sí mismo, motivos por los que solicita el servicio de manera preventiva. Muchas veces, asegura Bravo, son los hijos quienes demandan y tramitan el servicio para sus padres, en prevención de futuros deterioros de la autonomía.

“La pandemia ha traído un crecimiento notable de demandantes. Además, esos demandantes son más autónomos que antes. La razón es clara: la pandemia ha golpeado duramente a las residencias y las personas buscan cada vez más envejecer en casa, postponiendo la decisión de ingresar en un centro tanto como sea posible”, explica el CEO de Familiados.

La pandemia ha golpeado duramente a las residencias y las personas buscan cada vez más envejecer en casa, postponiendo la decisión de ingresar en un centro

El problema es que, tal y como explica Bravo, la demanda supera con mucho a la capacidad de la oferta pública. “La oportunidad de cubrir esa demanda con herramientas flexibles que faciliten esa autonomía semi-asistida de las personas mayores que les permita retrasar, al menos, entre dos y cinco años la institucionalización es un área donde residen muchas de las oportunidades de generación de valor en los próximos años”, concluye.

Necesidades de los profesionales

“Una de las principales necesidades que tienen los profesionales del SAD es la visibilización de la labor que realizan con cada una de las personas usuarias a las que atienden, es decir, que su trabajo sea valorado y reconocido como profesionales de cuidados”, subraya la coordinadora del SAD en Macrosad, María Chaves. Por otro lado, también destaca la necesidad de la autorrealización y desarrollo integral, “dando lugar así al empoderamiento de la persona, su desarrollo afectivo y su participación en la sociedad, y de todos los aspectos que le hagan sentirse integrados socialmente”.

En su día a día, Chaves señala que los profesionales se dedican a la escucha y cuidado de las personas usuarias. “En este sentido, es fundamental que el cuidador también sea escuchado y, para ello, cuenta con la figura del coordinador del SAD, que valora y dignifica el trabajo tan importante que desempeña”, detalla.

El cuidador también necesita ser escuchado y, para ello, cuenta con la figura del coordinador del SAD, que valora y dignifica el trabajo tan importante que desempeña

A causa de las necesidades actuales del servicio, el coordinador, trabajador social en muchos casos, se ve limitado en sus potenciales funciones de intervención y acompañamiento al auxiliar. “La estabilidad laboral, a veces, es difícil de garantizar por el encorsetamiento de las franjas horarias de atención a las personas usuarias, suspensiones, etc., Esto hace que para este profesional, intermediario entre familiar, persona usuaria y Auxiliar de Ayuda a Domicilio (AAD), sea complicado poder completar horarios y dar seguridad a la AAD en su contrato de trabajo, al igual que cubrir la necesidad de la persona usuaria”, subraya la coordinadora del SAD en Macrosad.

Por todo ello, insiste en la importancia de dar visibilidad a las AAD como profesionales de cuidados, “reconociendo su gran labor y reenfocar el servicio hacia la atención de las personas”.

Prestación del servicio público y/o privado

«El SAD público está enfocado a cuidados por horas, como ayuda puntual en alguna de las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD), y las personas usuarias y sus familias demandan cada vez más un cuidado de larga duración basado en una relación de confianza. Es aquí donde, al no encontrar una solución pública, recurren al mercado privado”, expone el director de Desarrollo de Negocio de Cuideo, Fermín Mínguez.

Por ello, entiende que es necesario tecnificar y dignificar el cuidado domiciliario, no solo como solución puntual a posteriori, sino como un activo en la prevención y el acompañamiento. “Más allá de un servicio de atención a la dependencia, es un servicio de ayuda, de confianza. Ahí vemos el futuro de la atención domiciliaria, en un escenario donde la selección del perfil adecuado, que se adapte no solo a las necesidades de la persona usuaria, sino a sus expectativas personales, sus gustos y preferencias. La Atención Centrada en la Persona (ACP) tiene que saber escuchar también los aspectos personales y no solo profesionales”, añade Mínguez.

El SAD público está enfocado a cuidados por horas, como una ayuda puntual, pero aumenta la demanda de cuidados de larga duración. Al no encontrar una solución pública, usuarios y familias recurren al mercado privado

Cuideo está trabajando en esta línea, en entender las necesidades del usuario final para seleccionar al mejor cuidador posible y, a la vez, dotar a éste de las herramientas necesarias, tecnológicas y humanas para poder hacer su trabajo de la mejor forma posible.

“También estamos desarrollando alianzas y diseñando productos conjuntamente con players relevantes en atención social, asociaciones, aseguradoras, empresas tecnológicas, etc. para promover el acceso a la atención domiciliaria en un momento temprano, que potencie su función preventiva de situaciones de dependencia”, explica Mínguez. Esta es una función prioritaria para Cuideo: “No competir con otros servicios institucionales o sanitarios, sino complementarlos y trabajar en conjunto”. En este sentido, por ejemplo, un perfil de cuidador óptimo “puede ser y es” una garantía mayor en adherencias al tratamiento. “El futuro es tan retador como emocionante y queremos ser parte activa», concluye.

Futuro del SAD

El SAD no es solo una alternativa a la institucionalización, sino un sistema de apoyo al bienestar social en el propio medio. “Las prestaciones que reciben las personas a través de este servicio se incluyen dentro del área sociosanitaria, sobre todo, en los últimos años que se están incorporando en los equipos profesionales de las áreas de psicología, terapia ocupacional, fisioterapia, podología, etc., que complementan las tareas propias de cuidado que realiza el personal auxiliar de SAD y los propios coordinadores”, destaca la directora del Servicio SAD de Asispa, Soledad Palos. Pero para hacer una intervención integral es necesario la coordinación y trabajo en equipo con el área sanitaria próxima a la persona.

Por tanto, Palos señala que el futuro del servicio va a pasar por una mayor cualificación de los profesionales que van atender a las personas en su domicilio, proporcionando una atención integral y que, en función de las necesidades de prevención y/o intervención, actúe el profesional indicado para dar una respuesta real.

El futuro del servicio pasará por una mayor cualificación de los profesionales, que prestarán una atención integral. En función de las necesidades de intervención, actuará el profesional más indicado

El modelo de Atención Centrado en la Persona (ACP), que cada vez más se está utilizando como base metodológica en el SAD, está provocando que la atención sea cada vez más personalizada y responda a las necesidades, expectativas y proyecto vital de la persona. Este modelo de trabajo, asegura Palos, está basado en la “dignidad, autonomía e independencia” de la persona, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, “haciéndole en todo momento partícipe en la toma de decisiones y apoyándose en sus preferencias y deseos”.

La implantación de este modelo requiere, detalla Palos, “la implicación de todos los profesionales y la necesidad de establecer un gestor de casos, que pueda coordinar todas las intervenciones que interactúan en un mismo domicilio o caso”.

Respecto a la integración y/o conexión de los servicios domiciliarios, la directora del Servicio SAD de Asispa explica que se ha comprobado que las intervenciones mejoran si se hacen coordinadas con los profesionales que participan en la atención de las personas. “Por lo tanto, hay que tender a ser eficientes, no duplicar, y responder a las necesidades y expectativas concretas de las personas. Para ello, será necesario establecer canales de comunicación y conexión entre los servicios domiciliarios para trabajar de manera coordinada”, añade.

Y concluye afirmando que “el SAD tiene que formar parte de todos los servicios que giran en torno a la atención de las personas en su domicilio. Después de la experiencia de tantos años de prestación, jugará un papel fundamental”.

Sistema de gestión del SAD

Gesad es el sistema más empleado en España para la gestión del SAD. Las cifras obtenidas durante el pasado ejercicio así lo demuestran: casi 200.000 usuarios del SAD se beneficiaron de su tecnología y más de 80.000 profesionales del sector, entre coordinadores y auxiliares. “Más de 5.850 organizaciones repartidas por todo el país, entre ellas las principales empresas, cooperativas y administraciones, confían en nosotros. Trabajamos con ellas desde 2006, por lo que conocemos al detalle las necesidades reales de planificación, coordinación y atención de un sector tan particular como el SAD”, explica el director de Gesad, Chema Prados.

Respecto a las ventajas de utilizar este sistema de gestión, Prados destaca las siguientes:

  • Ahorro y eficacia: facilita, agiliza y optimiza todos los procesos de trabajo, ahorrando tiempo en tareas administrativas. Una gestión integral que se traduce en la reducción de costes y el incremento de la productividad.
  • Calidad y excelencia: minimiza los errores de coordinación y garantiza unos controles de calidad muy rigurosos, tanto en la atención al usuario como en la gestión administrativa y financiera. Se consigue así una mejora en la calidad del servicio que se presta.
  • Satisfacción y tranquilidad: contribuye a que los profesionales trabajen con más comodidad y a que los usuarios estén mejor atendidos, lo que aumenta el grado de satisfacción de la ciudadanía.

 

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