Casi 600.000 profesionales han abandonado su trabajo para cuidar a un familiar dependiente o con discapacidad

En nuestro país se está produciendo un fenómeno llamativo en el mercado laboral: son muchos, cada vez más, los profesionales que se ven obligados a abandonar su puesto de trabajo por una situación familiar concreta, porque algún miembro de su familia necesita cuidados porque muestra algún grado de discapacidad o de dependencia. Y, según todos los datos que existen al respecto, este abandono tiene un marcado género femenino. No en vano en el 90 % de estos casos es la mujer la que decide tomar las riendas de los cuidados, y en casi la mitad de ellos esa mujer tiene más de 45 años. Algunos expertos aseguran que, entre los múltiples motivos que pueden justificar esta realidad y estas cifras, está el hecho de que el Gobierno haya recuperado las cotizaciones a la Seguridad Social de los cuidadores no profesionales en el entorno familiar. Hecho que podría ser considerado como un apoyo o incluso un incentivo para los trabajadores que se ven obligados a renunciar a su puesto de trabajo.

 

Cada vez son más los profesionales que abandonan su trabajo para poder dedicar su tiempo a cuidar a una persona dependiente. La cifra, según los últimos extraídos del informe «Discapacidad y Familia» realizado por la Fundación Adecco, con la colaboración de Previsora Bilbaína y Cidetec, es cada vez mayor y solo durante el último año se contabilizan 56.700 profesionales que han optado por abandonar el mercado laboral por motivos familiares.

Concretamente, las personas inactivas por este motivo son ya 595.700 frente a las 539.000 que se registraban en el año 2017, lo que supone un incremento del 10,5 % (cifra que asciende al 22 % si los datos se comparan con los correspondientes al año 2016).

 

Principales causas del abandono del mercado laboral

La principal causa que argumentan aquellos que deben abandonar su trabajo para cuidar a un familiar con dependencia o con discapacidad es económica. Es decir, reconocen que con su sueldo no podrían cubrir los gastos que generarían cuidados profesionales para su familiar y optan por realizar ellos mismos esos cuidados. De hecho, un 78 % de las familias consultadas por la Fundación afirma tener alguna dificultad económica para llegar a final de mes con solvencia.

Pero la economía familiar no es el único motivo para abandonar el mercado laboral. Existen otros factores que sustentan este abandono, como la cronificación del desempleo y las dificultades para conciliar. Está constatado que el paro de larga duración afecta de más manera más incisiva a algunos segmentos de la población concretos, como el caso de las mujeres mayores de 45 años. Además, el 92 % de personas que conviven habitualmente con personas que tienen algún grado de discapacidad reconocen que no es fácil compaginar su vida familiar con su vida profesional. Circunstancia que puede facilitar la decisión de dedicarse al cuidado del familiar que lo necesite.

 

Este crecimiento del número de personas que deben abandonar su trabajo también responde al hecho de que se contabilicen más personas dependientes. Las cifras del Sistema para la Autonomía y la Atención a los Dependientes (SAAD), reflejan ese aumento: hoy son un 10 % más los beneficiarios del Sistema que reciben ayudas (concretamente alcanzan ya el 1.061.719 beneficiarios). Y también al apoyo de la Administración Pública. Recordemos que recientemente se han recuperado las cotizaciones a la Seguridad Social de los cuidadores no profesionales en el entorno familiar, y ese apoyo podría ser un incentivo para aquellos que deben dedicarse a cuidar a un familiar dependiente o con discapacidad.

 

Perfil del cuidador: mujer mayor de 45 años

Los datos también son claros a lo hora de trazar el perfil de los cuidadores en nuestro país. En la mayoría de los casos se trata de una mujer (en el 94 % de los casos), mayor de 45 años de edad (en el 40 % de las situaciones). Concretamente, un 21 % de ellas tiene entre 45 y 54 años y un 19 % supera los 55 años de edad.

A tenor de estos datos, el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, ha reconocido que estamos hablando de un sector “feminizado prácticamente al 100 %, y de edad avanzada. Las mujeres mayores de 45 años son las que más dificultades encuentran en su acceso al empleo y en su mantenimiento, por lo que son las primeras que deciden retirarse del mercado cuando la situación familiar lo requiere”.

¿Cuáles pueden ser las causas que justifiquen esta realidad? Pues, según los informes analizados, una de las causas es la desactualización de las competencias profesionales, es decir, en muchos casos estas mujeres vuelven al mercado laboral tras muy tiempo de inactividad. De hecho, un 48 % de las mujeres mayores de los 45 años lleva más de un año en el paro (mientras que la media del total de mujeres es del 63 %). También están entre los motivos algunos prejuicios sociales y, empresariales que relacionan a los senior con profesionales más obsoletos o con menor flexibilidad.

Además, se ha constatado que existe una gran dificultad de conciliar la vida profesional y personal (según datos de la Fundación, el 66 % de los trabajadores de nuestro país tiene dificultades para conciliar), sobre todo para aquellas personas que tienen algún familiar con algún grado de discapacidad. Así lo afirma el 92 % de ellos. Entre las medidas de conciliación que suelen permitir las empresas, siguiendo los datos aportados por la Fundación Adecco, los más comunes son la posibilidad que se le ofrece al trabajador de cambiar de turno si procede y la posibilidad de realizar reuniones por videoconferencias para evitar desplazamientos. Ambas medidas son reconocidas por el 55 % de los consultados. Sí que las empresas permiten (en un 60 % de los casos) el abandono del puesto de trabajo si se produce una emergencia familiar, y ofrecen (en el 41 % de los casos) flexibilidad de horarios y de jornada laboral, como medida de conciliación. En un 35 % los viernes por la tarde se consideran no laborables y en un 22% se establece la jornada continua o la reducción de jornada por encima incluso de los límites que establece la ley.

En el otro lado se encuentran las medidas menos comunes: medidas de acercamiento al domicilio del puesto de trabajo que reconoce solo el 7 % de los participantes en este estudio, y el teletrabajo y trabajo en remoto, que reconoce el 11 % de ellos.

 

Dependencia vs cuidado familiar

Según los datos que arroja el Sistema para la Autonomía y la Atención a los Dependientes, a fecha de marzo de 2019 se contabilizan en España un total de 1.064.795 personas valoradas como dependientes que reciben 1.333.978 prestaciones. Como sabemos, la Ley para la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia reconoce la figura del cuidador familiar no profesional. Se trata de un miembro de la unidad familiar que, acreditando los requisitos necesarios, puede hacerse cargo del cuidado de la persona dependiente y, a cambio de ese cuidado, puede recibir una prestación económica. Es justo recordar en este punto que se trata de una medida excepcional ya que según reza la Ley lo que se busca es crear una red de infraestructuras profesionales y de apoyos que den, precisamente, cierto respiro a los familiares. Eso dice la Ley pero la realidad muestra que el grueso de las prestaciones por dependencia (el 30,7 % de ellas) son prestaciones para cuidadores en el entorno familiar, por encima de otras prestaciones como la ayuda a domicilio (17,9 %) o la teleasistencia (16,9 %).

Esta prestación no ha dejado de crecer en los últimos años. Los datos de 2019 hablan de un incremento con respecto a 2018 del 6,4 % y si los comparamos con los arrojados en el año 2015 el incremento es aún mayor, es concretamente del 10,3 %. Hoy son 40.8.384 las prestaciones para los cuidadores familiares no profesionales.

Estas cifras llevan a Mesoneros a insistir en la necesidad de “profesionalizar la ocupación del cuidador familiar”, dotándole de los recursos y los conocimientos que necesite para llevar a cabo esa labor, “que revaloricen su candidatura si el día de mañana decide volver al mercado de trabajo abierto”. Además, considera que es fundamental la formación de los cuidadores para que “no solo se centren en paliar las situaciones de necesidad de su familiar, sino que apuesten por potenciar su autonomía personal y empleabilidad, si se encuentra en edad laboral.

 

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