NUM-43985. Madrid (C. A. Madrid). 1/10/07.- Miguel Carballeda Piñeiro, Presidente Consejo General ONCE y su Fundación Imagen: Foto institucional. Lugar: Consejo General ONCE. FOTO: 8422. FOTOTECA: 01/10/2007 / PERSONAJES ONCE / A-1(000019) / DIGITAL (BD 2/2246) Ref.:ARC-43985 [IE] ONCE/Javier Regueros/Lola Alejandre

EL PERFIL: Miguel Carballeda

Presidente de la ONCE y Fundación ONCE

 

Afiliado a la ONCE desde 1977, Miguel Carballeda vendió el cupón durante más de nueve años en Palma de Mallorca. En 1986 fue elegido presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Baleares, cargo que compatibilizó con el de responsable de Servicios Sociales para Afiliados. En 1988 se trasladó a la Dirección General de la ONCE para poner en funcionamiento el Área de Deportes y, a finales de ese mismo año, pasó a desempeñar el cargo de director de la ONCE en Alicante, hasta que en 1990 fue nombrado delegado territorial en la Comunidad Valenciana. Carballeda volvió a hacer las maletas y en 1993 comenzó a trabajar como delegado Territorial en Cataluña y en 2000 como director general de la ONCE, paso previo para que en julio de 2003 fuera elegido presidente del Consejo General de la ONCE y vicepresidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). Desde 2004 es también presidente del Comité Paralímpico Español (CPE) y desde 2007 de la Fundación ONCE. Una trayectoria impecable, que tiene una clara continuidad.

 

A finales de abril ha sido reelegido presidente de la ONCE con el respaldo de más de 41.000 votos. ¿Qué supone para usted de nuevo este apoyo?
Comenzar a pensar en clave de futuro. Se abre un futuro comprometido con esa sociedad que nos ayuda, a su vez, cada día y a la que nosotros tenemos que seguir aportando nuestro grano de arena de forma tan ejemplar como venimos haciendo. No oculto mi satisfacción por los resultados alcanzados. Mi agradecimiento a todos aquellos que con su esfuerzo y dedicación demuestran su compromiso con la Organización.

¿Qué retos se plantea para los próximos años?
Nuestra misión fundamental es apostar por los servicios especializados, por las personas y por mantener las políticas de solidaridad e implicación con el movimiento de personas con discapacidad en España y a nivel internacional. El principal caballo de batalla es el juego. Nuestra obligación es poner en manos de nuestra red de ventas los mejores productos para que la ONCE pueda ser más competitiva en un mercado que, cada día, se hace más complicado.

¿Qué destacaría del nuevo Consejo General?
El nuevo mandato se abre con importantes novedades y relevos generacionales, aunque apuesta por cierta continuidad en la línea de gestión. Estamos ante un cambio generacional tan necesario como saludable. Además la ONCE consolida, con su nuevo Consejo General, la paridad en su máximo órgano de representación y gobierno con ocho hombres y siete mujeres.

¿Qué fines sociales tiene la ONCE?
Los mismos de siempre, que no han cambiado en los 73 años de historia de la Organización: mejorar la calidad de vida de las personas ciegas y el resto de personas con discapacidad en todos los ámbitos, pero con especial hincapié en la educación y el empleo, verdaderas palancas de integración y normalización social.

La organización comenzó luchando por los derechos de las personas ciegas o con discapacidad visual, pero con los años empezó a atender a otras discapacidades. ¿Cómo fue el proceso?
Aunque es poco conocido, la ONCE, desde siempre, ha estado al lado de todas las personas con discapacidad. Ya en los inicios de la Institución, allá por los años 50, varios vendedores tenían otra discapacidad distinta de la ceguera, y desde siempre hemos colaborado con ellos. Ahora bien, la creación de la Fundación ONCE para la cooperación e inclusión social de personas con discapacidad, en 1988, fue todo un hito. Su nombre lo dice claramente: sumamos todas las discapacidades en una Fundación que trata de mejorar sus capacidades de ser ciudadanos de primera. Y les dedicamos el 3% íntegro de los ingresos por las ventas de juego de la ONCE.

Así, la Fundación ONCE trata de impulsar a las personas con discapacidad centrándose en tres ámbitos: formación, empleo y accesibilidad. Y, sin duda, su nacimiento fue motivado por los nuevos tiempos y una gran decisión de la ONCE. A partir de ahí, trabajo y más trabajo para conseguir que, en poco más de 20 años, se hayan impulsado más de 60.000 empleos para personas con discapacidad. ¿Qué más puedo decir?

¿En qué medida les está afectando la crisis?
Como a todo el mundo. En este aspecto estamos perfectamente integrados en la sociedad. Las ventas de juego de la ONCE llevan varios años acumulando caídas que son entendibles, porque hay mucho paro y la gente trata de salir adelante como puede. Pero con nuestro esfuerzo e iniciativas de juego novedosas, estamos tratando de invertir esta tendencia y parece que lo vamos consiguiendo, aunque muy despacio.

¿Qué repercusiones ha tenido para la organización la aplicación de la Ley de Dependencia?
Lo que dio en llamarse el cuarto pilar del Estado del Bienestar ha tenido la mala suerte de coincidir en su aplicación con una etapa de ‘vacas flacas’. Conjuntamente con el Cermi, la plataforma que agrupa a toda la discapacidad, trabajamos para mejorar su implantación, evitar diferencias entre comunidades autónomas y convertirlo en ese necesario pilar del Estado, que buena falta hace.

¿Cuánto empleo ha creado la participación y gestión de la ONCE en el mundo empresarial?
La ONCE y su Fundación generan empleo directo e indirecto en la actualidad a algo más de 130.000 personas. Y lo más importante, más de 105.000 tienen alguna discapacidad y están en el mercado laboral aportando su granito de arena a la sociedad con sus contribuciones sociales y su esfuerzo. Sólo un ejemplo: en 1985, en la ONCE éramos poco más de 16.000 empleados; sólo 25 años después, superamos los 130.000.

¿Cómo se materializa la colaboración de la Administración con la ONCE?
Trabajando con todas las administraciones, sean del signo político que sean. Tratamos de colaborar para hacer mejor nuestra labor social y sumar nuestro esfuerzo a la acción pública. De hecho, la ONCE, en la recientemente aprobada Ley de Economía Social, se reafirma como una corporación de derecho público en la que el propio Estado confía algunas funciones delegadas, siempre bajo el protectorado de la Administración. Y con la garantía de que cumplimos.

Desde su experiencia, ¿cuáles cree que son las principales necesidades de las personas que integran la ONCE?
Hemos avanzado mucho, pero siempre se abren nuevos horizontes y temáticas que abordar. Ahora tenemos una gran preocupación con el avance de las nuevas tecnologías y cómo éstas, si no son accesibles, pueden excluir a las personas con discapacidad de muchos entornos de la vida: la educación, el empleo, el acceso a la información, al ocio, etc. Es un riesgo muy grande que no podemos permitir.

Las personas mayores constituyen un colectivo muy importante dentro de la ONCE. ¿Cómo se ha cambiado y adaptado a los nuevos tiempos?
Son un grupo muy grande y muy importante para nosotros. Nuestra preocupación es enorme y también nuestra actividad con ellos. En la ONCE, un gran porcentaje de nuestra actividad social se centra en nuestros mayores: vacaciones, rehabilitación, cursillos, formación, acompañamientos, voluntariado… No podemos permitir que la soledad les atrape y se pueda sumar a algunas situaciones de dificultad generadas por la discapacidad. Ponemos mucho empeño en esta cuestión.

¿Qué propondría para lograr una sociedad para todas las personas y edades?
La accesibilidad universal y el diseño para todos son dos grandes ideas que deberían marcarlo todo. Ahora bien, también es preciso pensar en la diversidad y en la atención a todos. Además, somos un país que envejece y las personas mayores van a necesitar mucha ayuda, aunque también se pueden convertir en un núcleo interesante de creación de empleo, que tanta falta nos hace.

La solidaridad es, quizá, el valor que más define la actividad de la ONCE. ¿Qué es para usted un acto de solidaridad?
Simplemente ayudar a quien más lo necesita en cada momento.

¿Cómo ve el futuro de la ONCE y el de las personas que integran la organización?
En la ONCE somos gente con gran ilusión y nos apoyamos en ella para seguir hacia el futuro, apoyados en la unidad que siempre nos ha caracterizado. Y también somos gente de confianza, la misma que demuestra la sociedad española hacia nuestra labor y se acerca a nuestros vendedores, conocedores de que no les fallaremos. Ilusión para no fallar en nuestra labor.

Puestos a pedir, formule un deseo…
Una sociedad más justa, más responsable y con pleno empleo para todos; también para las personas con discapacidad.

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