empleo y riqueza
Natalia Roldán, presidenta de Aeste.

“Este es un sector de presente y de futuro porque genera empleo y riqueza”

Natalia Roldán

Presidenta de Aeste

La presidenta de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (Aeste), Natalia Roldán, refiere con esta afirmación la necesidad de afianzar un sector, el de los cuidados, esencial para la sociedad. Un futuro que pasa, como ella misma asegura, por un “Pacto de Estado” que sea capaz de mirar a largo plazo, afianzando la financiación necesaria para seguir prestando servicios de calidad.  Roldán destaca como algunos de los puntos fuertes del sector, la diversidad de la cartera de servicios, la profesionalidad y la vocación de los profesionales que prestan los cuidados, mientras que considera que hay que seguir trabajando para que el sistema sea lo más flexible posible, para que cada usuario pueda acceder al que necesite, cuando y donde lo necesite. Charlamos con la presidenta, cuando la patronal celebra su 20 Aniversario, que es un momento adecuado para hacer balance de lo conseguido hasta el momento y para mirar al futuro con determinación.

Para situarnos sobre la situación del sector en nuestro país, ¿podemos decir que hablamos de un sistema que goza de buena salud?

Bueno, no está mal, pero podría estar mejor. A todos nos gusta siempre tener más de lo que tenemos. Y es verdad que ahora estamos en una situación un poquito más complicada. Tenemos la base para tener un sistema robusto de atención sociosanitaria, tanto por la parte de salud como por la parte social. Sí que se necesita una mayor visibilidad para que se ponga en valor las necesidades, tanto de reconocimiento de los profesionales como sobre la financiación y los costes asociados, y además se tiene que avanzar en lograr un sistema flexible en el que, sobre todo, las personas tengamos oportunidad de elegir de manera libre, donde quiero ser cuidado y de qué manera quiero ser cuidado.

¿Cuáles son los puntos fuertes del sector, hoy?

Creo que hay varios. En primer lugar, la cartera de servicios, que es muy amplia, porque se puede ser atendido en el ámbito domiciliario a través de un servicio de teleasistencia, también a través del servicio de ayuda a domicilio, o centros de día, residencias e incluso viviendas. La cartera de servicios es amplia, es diversa, por un lado.

Otro de los puntos esenciales, de los puntos fuertes que tenemos en este sector es que hay mucha profesionalidad y mucha vocación. Es un sector que sí o sí te tiene que gustar, en el que sí o sí tienes que ser profesional y, en ese sentido, estamos todos por la labor de ponerlo en valor, tanto a nivel social como a nivel económico. Y yo creo que es justo reconocerlo también, y es un sector que está apostando, junto a las administraciones públicas, por la calidad, por encima de todo, por la calidad de la prestación. De tal manera que, como comentábamos al principio, las personas podamos elegir, según nuestras necesidades.

En el lado opuesto, ¿cuáles son esos puntos en los que todavía hay que seguir insistiendo o creciendo un poco más?

Hay que crecer en ese mismo último punto que comentábamos de la calidad, por encima de todo, como indicador de referencia tanto para los las personas que van a elegir un recurso y sus familias, como para los profesionales del sector, así como también para las administraciones públicas. La calidad tiene que estar por encima de todo. Y, por otro lado, tenemos que avanzar mucho en la flexibilidad con respecto a lo que yo puedo acceder en función de cuál sea mi situación vital de ese momento. Y digo vital porque toca tanto la parte de salud como la social.

Hay momentos en la vida de las personas que pasan por un estado de salud que requiere de unos cuidados  -y recalco eso- unos cuidados determinados de manera permanente o de manera temporal, que a veces puede recibir en casa y otras no. Como las situaciones son muy cambiantes, el sistema debería ser un sistema lo suficientemente flexible como para que yo pueda ser atendido de inmediato en base a esas necesidades que tenga, unas necesidades que al día siguiente pueden ya ser otras.

En esa aceleración burocrática que requiere esa atención inmediata, ¿cómo encajan las diferencias que hoy existen en cuanto a los servicios y tiempos de atención entre unas comunidades autónomas y otras?

Las diferencias que existen generan una serie de dificultades a la hora de acceder a las prestaciones para las personas. Por eso, cuando hablamos de la colaboración público privada, de lo que se trata es de poner a disposición de la ciudadanía en general, con independencia de la titularidad de la gestión, toda la red existente para que incluso entre comunidades autónomas, a efectos de atención de personas, no exista ningún tipo de barrera, sino que se garantice la atención porque es factible hacerlo. Los cuidados, eso sí, con la calidad que se requiere. Y cortar con esas diferencias, a veces burocráticas y a veces incluso de la propia prestación, en función de qué comunidad se trate. Aunque también tengo que decir, y no podemos olvidar, que la base general es común para todos.

En esa colaboración público-privada, ¿son las administraciones receptivas a la hora de escuchar al sector sobre hacia dónde debe encaminarse el modelo de atención?

Nosotros desde AESTE, venimos atendiendo anualmente a más de 400.000 personas con toda la cartera de servicios. Contando con más de 70.000 profesionales. ¿Eso qué es lo que nos permite? Pues, desde esa iniciativa privada en colaboración con lo público, poner encima de la mesa un montón de innovación que nos viene del día a día. No nos sentamos a pensar en una mesa, sino que vemos en ese día a día que tenemos con las personas atendidas, con nuestros profesionales, con los familiares, qué cosas se pueden mejorar, gracias al  conocimiento, a la experiencia acumulada desde hace tantos años.

Es precisamente el momento para poner a disposición de las administraciones públicas toda esa experiencia, tanto a nivel estatal como a nivel autonómico, incluso local. Precisamente, porque detectamos áreas de mejora e innovación que podrían permitir atender a más personas con la misma partida presupuestaria y mucho mejor, con una calidad percibida muchísimo mejor, si seguimos trabajando como lo venimos haciendo hasta ahora.

¿Se cuenta con la financiación suficiente para conseguirlo?

Estamos detectando una situación de infra-financiación del sistema, situación que al final repercute en todos nosotros, repercute en las propias administraciones y repercute también en la propia sociedad, que va a encontrar modelos que van a ir con velocidades diferentes, puesto que en el ámbito de lo privado vas a poder avanzar porque vas a poder diseñar ad hoc lo que necesitan las personas. Y en cambio, si nos quedamos solo con el sistema público, digámoslo así, las velocidades de innovación serán diferentes.

En ese camino hacia adelante, ¿el sector escucha a las propias personas mayores que debe atender y a sus familiares?

Sí, así es. Entablamos un contacto muy directo con las organizaciones de mayores también, porque es necesario generar políticas desde la base y desde el conocimiento en el ámbito de los cuidados, como es el caso de las personas mayores. Pero también hablamos de un sistema de atención a personas con independencia de la edad, porque existen patologías que cursan con edades más tempranas. En cualquier caso, nos planteamos de qué manera nosotros, los profesionales y las propias administraciones públicas, podemos generar un Pacto de Estado para hacer cambios de calado en el sistema de cuidados. Y cambios de calado no los puedes hacer en cuatro años.

No podemos estar mirando en el corto plazo. Tenemos que hablar del medio y largo plazo y empezar a hacer cambios hoy, porque las personas mayores de hoy están atendidas con una cartera de recursos, con un buen sistema de pensiones. Sí. Pero el reto que tenemos por delante es muy importante, porque si los cambios no empiezan ya, vamos un poco tarde. Porque no vamos a poder negar la presión que nos vamos a encontrar cuando las personas que conforman el llamado baby boom necesiten cuidado. Se requerirá un pico de atención mucho más potente, mucho más flexible, con mucha más capacidad de elección, puesto que también los perfiles de las personas van cambiando. En ese contexto juega un papel decisivo la tecnología. Existen un montón de factores, pero insisto en la propia financiación.

Con respecto a lo preguntabas antes sobre si la Administración nos escucha, desde el sector  creemos que no tanto como se requiere para lograr esos cambios profundos, para hacer algunas modificaciones a corto plazo.

Si la tendencia marca que la mayoría queremos envejecer en nuestro hogar, ¿implica esto que evolucionarán también en paralelo servicios como la teleasistencia y la ayuda a domicilio?

En este punto hay  una evolución que parece casi de sentido común. Si yo estoy en mi casa recibiendo un servicio a domicilio y un servicio de teleasistencia, tal vez no necesite que esos servicios me los presten profesionales diferentes. Es verdad que son recursos distintos, pero sería más lógico que sea una misma persona la que venga a hacer una evaluación completa de cuál es mi situación, de cómo es mi domicilio y no que vengan dos profesionales distintos. No podemos estar mirando a los recursos y a las personas de manera independiente, con ojos independientes, hay que integrar como primer paso hacia la evolución. Esa integración de servicios permitirá tener una visión mucho más completa de la persona y de sus necesidades.

Por otro lado, hay que avanzar también en la tecnología. Y no la tecnología como sustitutivo de la persona, sino para que me permita agilizar procesos de toma de decisiones y análisis de información y que realmente los profesionales del sector sociosanitario podamos estar allí donde podemos aportar valor. Eso sí, la tecnología cuesta y habrá que hacer inversiones también que vayan vinculadas a ello.

Para adaptar los servicios es esencial, también, agilizar y flexibilizar las valoraciones.

Claro. Las situaciones que pueden suceder son múltiples. Imaginemos, por ejemplo, que aunque estés viviendo en tu casa, necesites temporalmente cuidados en una residencia y, después, volver de nuevo a casa tras evaluar qué recursos necesitas. Esas evaluaciones deben ser muy rápidas. Y, desde el sector queremos llamar la atención a las administraciones públicas para conseguir un sistema muy fluido en este sentido.

Las noticias económicas actuales, la subida de los precios en servicios y productos básicos nos tienen preocupados a todos. ¿Cómo afectan estas subidas al sector?

Es uno de nuestros caballos de batalla hoy. Los precios suben y lo hacen para todos. Los costes de la luz, de la climatización, los costes de gasóleo, de la materia prima para la alimentación, a los que hay que sumar otros costes. Por eso se requiere que las administraciones acompañen en esos procesos de financiación, porque si no, no es factible. En algunos casos, soportar esos costes es más difícil para centros pequeños, y nosotros apostamos porque el sector debe estar presente no solo en las grandes ciudades, sino también en el entorno rural. Queremos generar esa red de recursos con una financiación que tenga una cobertura nacional, para facilitar la movilidad de los usuarios entre comunidades autónomas.

Ese futuro que dibujas, ¿es factible?

Sí, es factible. En estos años tan inciertos que estamos viviendo, lo que sí es cierto es que este es un sector de futuro, es un sector de presente y es un sector de futuro, es un sector que genera empleo, es un sector que genera riqueza, que puede atraer inversión. Es lo más cierto que existe ahora mismo, por lo menos en nuestro país. Por tanto  resulta difícil entender por qué no se apuesta en tiempo y forma por ello.

¿No hemos aprendido lo suficiente de la pandemia que hemos vivido?

Hemos aprendido menos de lo que nos gustaría. Creo que durante una época muchos se preocupaban, mientras que otros nos hemos venido ocupando desde hace muchos años. Y digo que no hemos aprendido todo lo que deberíamos porque, pasados unos meses iniciales, donde parecía que había mucho ímpetu por intentar establecer unas mesas de trabajo efectivas, se va perdiendo fuerza por el camino. Nos inquieta que al final vaya casi más a golpe de agenda política, si me permites la expresión, sino porque realmente haya un compromiso por el sector en el medio y largo plazo, y nos preocupa que los partidos políticos no sean capaces de sentarse, hacer un Pacto de Estado de calado, que fuera inamovible y se garantice una financiación y una prestación de calidad por encima de todo, con una vista al menos a los próximos 20 años.

¿Crees que la sociedad conoce al sector, conoce qué hace y cómo lo hace?

Durante la pandemia fuimos conscientes de lo poco que se conoce el sector, por no decir casi nada, salvo que trabajes en ello o te haya tocado de cerca. ¿Por qué nos dimos cuenta? Porque no se entendía que las residencias están preparadas para cuidar, no para curar. Nos hemos dado cuenta de que la población en general conoce poco o nada del sector, no conocen bien los servicios de ayuda a domicilio, la teleasistencia, los centros residenciales, como un recurso más de la cartera que tenemos para poder vivir más y mejor.

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