Pilar Ramos Amade

«Lo importante es cómo atendemos a las personas, no la tipología empresarial»

La trayectoria profesional de Pilar Ramos siempre ha estado marcada por su compromiso activo con la atención a las personas mayores. Licenciada en Derecho, excelente gestora y fiel defensora del trabajo en red, desde 2010 hasta octubre de 2018 fue directora general de Amade, hasta que en octubre de ese mismo año fue nombrada directora general de la Fundación Catalina Laboure. Ocho años que ahora tienen continuidad, ya que desde enero de 2019 es la presidenta de Amade. Dos de sus principales retos en esta nueva etapa son la profesionalización del sector de atención a la dependencia y el desarrollo de proyectos de investigación “para fundamentar y respaldar nuestras demandas”. Por otra parte, Ramos reivindica la unidad del sector: “Ha llegado el tiempo de trabajar juntos, desde organizaciones empresariales hasta entidades del Tercer Sector. Una sectorial tiene que trabajar por el servicio a las personas, no por la tipología empresarial. La nomenclatura en sí misma está obsoleta”. De esta manera, la patronal madrileña “podrá exigir” un puesto en los órganos de decisión para, por ejemplo, “reclamar a la Administración que reconozca nuestros centros como sociosanitarios”.

Pilar Ramos
Presidenta de Amade

¿Cómo es volver a la patronal como presidenta tras haber sido la directora general durante ocho años? 

Presidir una organización que previamente he dirigido es un reto y también un compromiso de continuidad y de mejora. Esta Junta Directiva mantendrá una línea de trabajo que defiende la profesionalización del sector sociosanitario para crecer y formar interlocutores serios y profesionales.

Como presidenta de Amade, ¿cuáles son sus principales objetivos?
Hemos tenido tiempo de sacar a la organización de una situación de crisis fruto de un tiempo y unas circunstancias. Amade es ahora una organización saneada y reconocida profesional y sectorialmente.

Uno de los objetivos compartidos por la Junta Directiva y la Asamblea es la necesidad de profesionalizar a nuestros trabajadores y no hablo solo de gerocultores. El sector debe tecnificarse y profesionalizarse para poder ser interlocutor reconocido por los órganos de decisión y formar parte de ellos. Cuando nos ganamos el respeto como profesionales serios, también tenemos que exigir poder estar en los sitios de opinión y de formulación de estrategias.

Y muy relacionado con esto, destaca la importancia de comenzar a trabajar en proyectos I+D. El sector tiene que empezar a tener estudios socioeconómicos para poder defender y fundamentar cuestiones sobre las que ahora hablamos, permíteme la expresión, desde el corazón, pero no tenemos suficiente documentación que respalde nuestras opiniones y demandas.

En este sentido, ahora estamos desarrollando un proyecto con ACRA relacionado con la polimedicación. ACRA empezó a hacerlo en Cataluña y este año se ha abierto a todas las comunidades autónomas. Se ha visto que una persona mayor que vive en su casa toma más medicación que cuando está en una residencia, porque acude a diferentes médicos que prescriben sus respectivos tratamientos que, en ocasiones, se solapan o se contrarrestan entre sí y, lamentablemente, no contribuyen a la mejora de su salud. Actualmente, están trabajando 30 médicos de 30 centros Amade, que están recopilando datos sobre la medicación que toma la persona mayor cuando ingresa en el centro. Cada tres meses se controla la evolución del residente, tanto en lo que respecta a la toma de medicación como a su salud. Al año, se compara y valora con qué medicación entró la persona en el centro y con qué medicación sale del proyecto, manteniendo la misma enfermedad crónica. Este proyecto viene a demostrar que en las residencias se optimizan los recursos, lo que supone un ahorro para Sanidad. Por eso, Servicios Sociales y Sanidad tenemos que trabajar juntos.

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La primera mujer presidenta de Amade, en un sector feminizado por excelencia. ¿Qué representa?
Saber que el 80 %, e incluso el 90%, del sector está desarrollado y dirigido por mujeres supone una responsabilidad, pero también implica que sienta orgullo, siempre desde el respeto. Mujeres y hombres trabajamos juntos, siendo conscientes que entendemos la gestión de maneras diferentes. Las mujeres estamos más acostumbradas a trabajar en red, aprovechando todas las sinergias que tenemos a nuestro alrededor. Espero, de todas maneras, que el sector acoja mi nombramiento no por ser mujer, sino por ser, en este caso, Pilar Ramos, compañera del sector.

¿Qué le diría a aquellos sectores que aún defienden que hay intereses divididos en función de quién preste el servicio? 
Poniendo encima de la mesa que ahora estoy dirigiendo una entidad sin ánimo de lucro, tenemos que cambiar esa manera de definirnos como organizaciones. La nomenclatura en sí misma, con o sin ánimo de lucro, está obsoleta. Ha llegado el tiempo de trabajar juntos, porque todos tenemos claro que lo importante en este sector es cómo atendemos a la persona mayor residente de nuestro centro. Cada uno con su manera de entender la gestión y su compromiso con el servicio, pero cualquier diferencia que vaya más allá no nos une y daña al sector. Insisto, es tiempo de trabajar juntos y no que personas externas lo utilicen como un arma para separarnos.

Centros de la PAD (Plataforma de Atención a la Dependencia) forman hoy parte de Amade, ¿qué lectura podemos hacer de esto? 
La PAD surgió como un desaire en un momento determinado tras una discrepancia de opiniones en el seno de AMRTE, la sectorial anterior a Amade. Hoy, gracias a los miembros de la PAD, que entendieron que aquel cisma ya no tenía sentido porque aquellos problemas ya no existen, decidieron unirse y ahora somos una organización más fuerte frente a instituciones, Administración Pública, etc.

En Amade, al menos en los últimos diez años, han compartido espacio organizaciones, cooperativas, entidades del Tercer Sector, congregaciones religiosas, etc. Una sectorial tiene que trabajar por el servicio a las personas, no por la tipología empresarial en la que está definida. Debemos mirar hacia dónde vamos y no qué somos. Mirarnos el ombligo hace que tengamos la mirada limitada y cortoplacista.

¿Qué retos tiene ante sí el sector sociosanitario de atención a las personas mayores y en situación de dependencia?
Uno de los grandes retos es convertirnos en un sector sociosanitario y tenemos que buscar nuestro sitio y nuestro reconocimiento. Hay detractores, que considera que somos sociales y no sanitarios. Sin embargo, estamos dando un servicio sociosanitario: ofrecemos enfermería 24 horas, tenemos obligación de tener médico todos los días aunque no sea en presencia y cada vez los residentes llegan más deteriorados y con una mayor necesidad asistencial sanitaria. No podemos mirar para otro lado. Tenemos que trabajar para que se nos reconozca que somos sociosanitario, tanto por los profesionales que tenemos como por el coste de la plaza.

 

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