trabajo social

«El trabajo social busca generar cambios en las personas y en las sociedades impulsando dinámicas de igualdad, justicia social y solidaridad”

Emiliana Vicente

Presidenta del Consejo General del Trabajo Social

El 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Trabajo Social, un día en el que cobra sentido hacer un reconocimiento a esta profesión que trabaja por y para los derechos sociales de la ciudadanía. Este año el lema elegido es “Construyendo juntos un nuevo mundo eco-social: sin dejar a nadie atrás”. Y es que como explica Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General del Trabajo Social (CGTS), los trabajadores sociales son “conocedores de primera mano de la realidad social, pero también líderes del cambio y de la intervención social”. En este sentido, están trabajando para promover un modelo de servicios sociales “público y garantista, flexible, integral, adaptado, creativo y menos burocrático, más humano, más holístico, sin miedo al cambio y convivir con la incerteza”, apunta Vicente. 

 

Las personas mayores han sido la población más afectada en los últimos meses, ¿Cuáles han sido las principales problemáticas? ¿Cómo se ha trabajado desde el trabajo social para abordarlas?

Uno de los colectivos más gravemente afectados en España por la pandemia ha sido el de las personas mayores. Las residencias fueron el recurso más vulnerable, pero, además, la crisis provocada por el COVID visibilizó la situación de las personas mayores ante la soledad no deseada. Todo ello, unido a la fragilidad de las redes de apoyo social, evidenció, una vez más, las situaciones de riesgo y exclusión social a las que están sometidos muchos de nuestros mayores.

También esta crisis ha sacado a la luz la debilidad de los avances conseguidos en las políticas de coordinación sociosanitaria, el modelo dominante biomédico y centrado en el hospital, así como el menoscabo de la atención primaria y también de los cuidados básicos en lo comunitario.

Es imprescindible que reflexionemos colectivamente sobre todos estos, ya que esta crisis no solo ha sido sanitaria, si no también económica y social. Algunas de las consecuencias o brechas inmediatas que ya se ha hecho notar han sido: un aumento de la brecha social, que ha agravado aún más la vulnerabilidad de las personas que ya eran vulnerables, y ha dejado en situación de fragilidad a otras muchas; la brecha de género, por ser las mujeres las más afectadas en esta crisis, por su mayoritario papel de cuidadoras, tanto en los ámbitos públicos como privados; y la brecha rural, en el acceso a los recursos, tanto sanitarios como sociales, y a una adecuada atención integral de calidad.

Durante esta crisis sanitaria, social y económica, los y las trabajadoras sociales en España han tenido un papel fundamental como profesionales de la atención y la intervención social. Han estado interviniendo desde los diferentes ámbitos en los que ejerce la profesión, manteniendo, asegurando y ampliando la protección social en los diferentes sistemas de Bienestar Social. Pero, especialmente, se han volcado con aquellos sectores más vulnerables en los que nuestra intervención era tan necesaria, como menores, personas mayores, personas con adicciones, personas sin hogar, personas con discapacidad, mujeres víctimas de violencia de género, etc. y a las que era necesario dar una atención diaria poniendo a su disposición toda la información y los recursos de los que se disponía.

Los servicios de proximidad dieron respuesta a muchas necesidades emergentes en la pandemia, aún así, es necesaria una inversión pública en políticas de proximidad y servicios de apoyo domiciliario (ayuda a domicilio, comida a domicilio, teleasistencia, etc.). Hubo ayuntamientos que no cerraron, que diseñaron nuevos escenarios y medios para atender a sus vecinos y donde el impacto del COVID ha sido menor. 

Por ejemplo, ante la situación vivida en los centros residenciales, el Consejo General, como miembro del Grupo de trabajo ‘Covid-19 y residencias’ del Imserso pidió un refuerzo de la respuesta rápida con diagnóstico y aislamiento antes de las 24 horas, reforzar los sistemas de prevención de riesgos y psicosociales, o testar el funcionamiento permanentemente del centro antes de que llegase la inspección pública. Una vez más, se pidió mantener de forma permanente una conexión sociosanitaria entre la residencia y el centro de salud, así como tener un profesional de referencia interno. 

¿Qué mejoras se plantean desde el Consejo General de Trabajo Social en materia de envejecimiento activo?

En una sociedad como la nuestra, los indicadores demográficos nos presentan una población cada vez más envejecida, por tanto, esta realidad debe ser puesta en valor y saberla integrar en las fórmulas de los sectores de producción económica. Y, para ello, hay que valorar las potencialidades de este colectivo. 

Ante todo, debemos respeto y reconocimiento social a las personas mayores. Son dos claves que deben tener su correlato en la vida social, política y cultural, en las redes sociales, los medios de comunicación, en las instituciones públicas y las privadas, en las empresas y en la sociedad civil. Se debe facilitar y promover su participación en la vida social, política o cultural de las personas mayores.

Por eso, insistimos en medidas estructurales, considerando como derechos fundamentales las pensiones públicas en la Constitución, la plena inclusión de los mayores en la vida social, política y cultural o promover una Ley Integral de Derechos de los Mayores.

Otro elemento clave para los mayores es la coordinación sociosanitaria. Como reivindicación histórica del Trabajo Social, consideramos que se debe atender a las personas desde una mirada holística, de hecho, así se recoge el en artículo 24 de nuestro Código Deontológico. 

El hecho de establecer una coordinación real, con canales de comunicación interprofesional puede ayudarnos a prevenir situaciones de posterior vulnerabilidad. Pero debemos ir más lejos, que la coordinación sociosanitaria sea un elemento estructural en el operativo ordinario de cada hospital, de cada centro de salud, de cada centro residencial, de cada centro de salud mental. 

Desde el Consejo General proponemos una Ley Integral de Derechos de las Personas Mayores, que regule la revisión permanente, la garantía, la protección y la defensa de los derechos de los mayores que están contemplados en el ordenamiento jurídico y que incorpore la figura de un fiscal específico, que proteja y defienda sus derechos y persiga los abusos, maltratos y delitos que se les infrinjan.

Por ello, se hace así mismo necesario legislar y desarrollar objetivos y medidas transversales y específicas sobre cuidados. Cuando hablamos del modelo de cuidados de larga duración debemos trabajar conjuntamente en un modelo integrado de servicios e intervenciones profesionales y diseñar servicios y recursos estratificados, implementando servicios de proximidad, para que las personas mayores permanezcan en su domicilio, en su entorno habitual el máximo tiempo posible, evitando la institucionalización. Con recursos de atención integral en el domicilio, disponiendo de profesionales suficientes y formados y teniendo acceso a la sanidad pública de atención primaria y hospitalaria siempre. 

Ante situaciones de crisis, es necesario que seamos creativos, yo diría que innovadores, en nuevas fórmulas de convivencia, en diseños arquitectónicos amables, donde se puedan desarrollar experiencias intergeneracionales, en viviendas colaborativas, y modificar los centros existentes con espacios personalizados que favorezcan la autonomía en la convivencia.

Esta pandemia nos ha obligado a reflexionar sobre cosas tan importantes como el afrontamiento de la muerte. ¿Cómo contribuye el trabajo social a la dignificación del final de la vida?

El papel del profesional del trabajo social en relación con el proceso final de la vida se da principalmente en el entorno del trabajo social sanitario, compilando los datos objetivos de la realidad que vive la personas y su entorno, siendo un punto fundamental para la mejora de la calidad de las relaciones con sus familiares u otros profesionales sanitarios que intervienen en dicho momento.

Sabemos que, en cualquier momento, podemos morir y que no es lo mismo morir bien que mal, aislado, acompañado, en soledad. Como profesionales debemos hacer todo lo necesario para aliviar y acompañar con los recursos psicosociales necesarios para evitar el daño, y teniendo en cuenta la autodeterminación del individuo como el principio fundamental de actuación del profesional. 

El trabajo social tiene sentido en función de ser facilitador y capacitador para favorecer las habilidades, capacidades individuales, familiares y comunitarias, promoviendo contextos inclusivos que ayuden a concienciar y responsabilizarse con y para las personas en sus procesos vitales de cambios y transformación.

Dentro de la atención directa con el paciente y sus familiares, el trabajador social también asesora respecto a la eutanasia y respecto al testamento vital en el momento actual. De hecho, la profesión ha participado en todo el proceso legislativo de la Ley de regulación de la Eutanasia y se ha reivindicado el papel de los profesionales del trabajo social sanitario como figuras que conformen las comisiones de garantía y evaluación que decidirán sobre la muerte digna de las personas que la soliciten, ya que cuentan con conocimientos propios de la salud y de la intervención social. Hasta el momento, las comunidades autónomas de Aragón, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid y Navarra ya han anunciado que contarán con al menos un trabajador social en su comisión

En el mes de marzo se celebra el Día del Trabajo Social. ¿Cuál es el mensaje que desde el Consejo General del Trabajo Social os gustaría lanzar a la profesión en vuestro día?

El Día Mundial del Trabajo Social 2022 se celebrará el 15 de marzo. En esta ocasión, el lema será “Construyendo juntos un nuevo mundo eco-social: sin dejar a nadie atrás”. Esta fecha conmemora el compromiso, la contribución y la labor de nuestros profesionales como conocedores de primera mano de la realidad social, líderes del cambio y de la intervención social, e impulsores de la lucha y la garantía de los derechos sociales de la ciudadanía. Y más que nunca, este día se debe dar a los profesionales del trabajo social el sentido de reconocimiento y orgullo que se merecen. Además, se nos brinda esta oportunidad anual para que todas las organizaciones del trabajo social promovamos su importante papel y el de la profesión. Apostamos por incrementar nuestra presencia en el ámbito comunitario, buscando soluciones locales desde el enfoque del desarrollo social local. Pero también desarrollamos alianzas para buscar soluciones globales ante problemas globales.

Será una oportunidad destacada para que la profesión del trabajo social involucre a todas las redes de trabajo social con las que se colabora para contribuir de forma conjunta a los valores y principios que permitan reconocer y respetar la dignidad de todas las personas.

El próximo mes de mayo se celebra en Ciudad Real el XIV Congreso Estatal y II Iberoamericano de Trabajo Social, bajo el lema Trabajo Social en esencia: cambiar para avanzar, crear para crecer. ¿Por qué ese lema? ¿Qué temáticas se abordarán en el Congreso?

La necesidad de poner en valor, reflexionar y reafirmar el conjunto de compromisos de los trabajadores sociales con su profesión constituye el objetivo de este Congreso. Con base en nuestra esencia y experiencia acumulada se hace necesario que entendamos e interioricemos cuál es el objeto de nuestro ejercicio profesional, cuál es el objeto que debemos gestionar, el qué y el cómo lo ejercemos y, en definitiva, cuál es el alma de nuestra profesión. 

Con la crisis social acumulada en los últimos años y potenciada durante la época COVID, somos conscientes de que nos estamos alejando de nuestro verdadero objeto y acción profesional, desdibujando el alma de nuestra acción profesional, lo que nos lleva a observar la necesidad de potenciar la intervención e interacción social en nuestro quehacer diario.

Por cada uno de nosotros, desde cada uno de nuestros puestos y desde cada una de las ventanas de oportunidad que nos ofrece nuestra praxis profesional y/o académica, es momento de abordar aspectos que permanecen ligados a la ética, a la sostenibilidad y al impacto que proporcionamos sobre la visión y misión del trabajo social, en particular, y sobre el sistema de protección social en general.

La esencia de la profesión, lema de este Congreso, su evolución y los cambios en el sistema deben configurar el diseño de nuevas acciones que nos permitan avanzar hacia una necesaria reflexión sobre su sostenibilidad y la definición de medidas que impulsen su innovación profesional, sin duda, pero también en el ámbito comunitario en cuyo desarrollo debe procurarse la implicación de la ciudadanía.

¿Cuáles son las cuestiones principales que preocupan actualmente al trabajo social?

En esta ocasión nos queremos centrar en tres importantes ejes de debate que reúnen la esencia de la profesión, y ponen las bases del cambio y la reconceptualización de la práctica con el objetivo de contribuir a entornos sostenibles para la sociedad: la ética, la generación de conocimiento y la creación de entornos sostenibles y libres de desigualdades. El trabajo social busca, con su ejercicio profesional, la transformación de la realidad, generar cambios en las personas y en las sociedades impulsando dinámicas de igualdad, justicia social, solidaridad, un cambio social que fortalezca los vínculos entre todos y todas.

Desde el Consejo General del Trabajo Social hemos venido denunciando durante demasiados años la situación de crisis y recortes en la que estaban los Servicios Sociales y el resto de los ámbitos en los que ejercemos, que se han visto aún más menoscabados por esta pandemia. 

Una de las debilidades del Estado de Bienestar y de la sociedad en general es haber constatado el avance de una crisis social acumulada. Ningún sistema de protección, ni el sanitario ni el social, podría haber imaginado un escenario como el que hemos vivido. 

El impacto de lo acontecido nos obliga inexcusable a una reflexión profunda. Por eso, desde el Consejo General consideramos, en este momento, que las Administraciones deben activar todo su potencial en lo que refiere al ámbito social. Este es también el momento de poner en marcha y de fortalecer nuevos mecanismos de coordinación y colaboración entre las diferentes Administraciones: estatal, autonómica, provincial y local, como entre todos los agentes del tercer sector, poniendo en valor el potencial de la unidad de acción.

El Congreso Estatal reúne a cientos de trabajadores sociales para hablar de la profesión. ¿Qué líneas de acción o retos tiene la profesión para los próximos cuatro años?

Entre los temas que estamos trabajando ante la realidad de los últimos años, está la necesidad de disponer de un modelo público y garantista, flexible, integral, adaptado, creativo y menos burocrático, más humano, más holístico, sin miedo al cambio y convivir con la incerteza. También la necesidad de disponer de normativa que regule el Sistema de Servicios Sociales. Actualmente, el Consejo General está trabajando en un Modelo de Servicios Sociales para adaptarlo a los nuevos cambios y el Ministerio tiene en marcha una Ley Estatal de Servicios Sociales, que deberá regular el papel de los Servicios Sociales y sus profesionales en estas situaciones de emergencia. 

Tal y como se hizo en el estado de alarma, el Gobierno y las comunidades autónomas deben reconocer el carácter esencial de los Servicios Sociales y así hacer posible que se garanticen sus funciones y su atención a la ciudadanía en las mejores condiciones tanto para profesionales como para usuarios para que no se vean vulnerados los derechos de la ciudadanía con motivo de cierres automáticos de los servicios, garantizando en todo caso su accesibilidad.

En una emergencia los colectivos más desfavorecidos son los más afectados, es necesario disponer de protocolos de actuación y de una rápida respuesta para paliar o reducir las consecuencias.

Debemos seguir implicándonos y participando en todo el proceso de recuperación con la coordinación con los diferentes Ministerios, las comunidades autónomas, las entidades locales, el tejido empresarial o los agentes sociales; pero sobre todo debemos defender los valores de la profesión y debemos autocuidarnos.

 

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