Inteligencia emocional, herramienta indiscutible en la relación con el mayor

El medio asistencial es un entorno que requiere profesionales cualificados, entregados al cuidado de los demás; conscientes del papel que desempeñan en la vida, la salud y el bienestar de las personas con las que trabajan; y preparados para asumir y poner en práctica habilidades técnicas, pero también emocionales. De ahí, que cada vez sean más los centros sanitarios y sociosanitarios que insisten en que sus empleados se formen y desarrollen la inteligencia emocional.

En esta sociedad de la información y el conocimiento, el raciocinio y la evidencia, potenciar la inteligencia emocional tiene su recompensa, y no solo profesional sino también personal. Este concepto para nada tiene que ver con que la persona sea más lista intelectualmente, sino más bien con la habilidad social y emocional que posee. Esto es, su capacidad para reconocer las emociones propias y de los demás y su facilidad para controlarlas, si es necesario, o expresarlas de una manera adecuada.
Estas cualidades son fundamentales en todos los sectores profesionales, pero en el medio asistencial adquieren un valor esencial, ya que los empleados suelen trabajar con colectivos más sensibles emocionalmente, como es el caso de los mayores y los niños. Así lo explica el catedrático de Psicología de la Universidad de Málaga, Pablo Fernández-Berrocal: “La inteligencia emocional es importante en todas las profesiones, pero sobre todo en aquellas en que se trabaja con personas, y que están centradas en la asistencia y la ayuda a los demás, como es el caso de los enfermeros, médicos o trabajadores sociales”.
A priori, se podría pensar que, en estas profesiones tan vocacionales y proactivas, los especialistas tendrán una inteligencia emocional superior, pero no siempre ocurre así. Además, a menudo, estos expertos suelen encontrarse con situaciones interpersonales más complicadas de lo normal, como dar la noticia a un familiar o un paciente de la aparición de una enfermedad grave, confirmar la muerte de un ser querido, etc., que deben resolver cuidadosamente y que requiere de empatía y buena capacidad de comunicación.
Nace o se hace
La inteligencia emocional es una cualidad que todos tenemos de forma natural, en mayor o menor medida, del mismo modo que la inteligencia numérica o la capacidad verbal. Pero todas ellas, y mucho más las habilidades emocionales y sociales, se pueden entrenar para que el profesional con unas capacidades normales pueda conseguir convertirlas en excelentes.
Según Pablo Fernández-Berrocal, la formación en inteligencia emocional debe comprender el aprendizaje de cuatro habilidades fundamentales, descritas en el modelo de Mayer y Salovery, que, según argumenta, es el que tiene mayor rigor científico:
• Percepción y expresión emocional. Se trata de la precisión con la que los individuos pueden identificar sus emociones, incluidos sus aspectos fisiológicos y cognitivos. Además, abarca la capacidad para expresar las emociones de manera correcta, y de discriminar adecuadamente si las emociones que expresan los demás son honestas, falsas o manipuladas.
• Facilitación emocional. Hace referencia a cómo nuestras emociones actúan sobre nuestros pensamientos y forma de procesar la información. Fernández-Berrocal asegura que las emociones van a determinar y mejorar el pensamiento porque se encargan de dirigir la atención de las personas hacia la información relevante. Por otra parte, añade, que las variaciones emocionales permiten adoptar diferentes puntos de vista y distintas perspectivas de los problemas.
• Conocimiento emocional. Esta rama está relacionada con la comprensión y análisis de las emociones. Incluye la capacidad para etiquetar las emociones e identificar las relaciones que se dan entre las palabras y el significado de la emoción. Engloba también la habilidad para comprender emociones complejas, así como aquellas que se producen de modo simultáneo.
• Regulación de las emociones. Consiste en la capacidad para estar abierto a los sentimientos agradables pero también a aquellos que no resultan tan placenteros. Ya que “para que podamos aprender de las emociones es necesario que atendamos a los sentimientos positivos y negativos”, indica el catedrático de Psicología. Asimismo, abarca la capacidad para manejar nuestras emociones y la de los demás, moderando las negativas y aumentando las positivas.
Otros aspectos a tener en cuenta son la comunicación verbal y no verbal. Tan importante es referirse a los mayores con amabilidad y dulzura y de forma clara y sencilla para que entiendan bien al cuidador, como potenciar aquellos gestos que ayuden a acompañar el mensaje y darle el valor que merece. Ser un buen comunicador en el sector sociosanitario es fundamental si se quiere ser un profesional completo.
Inteligencia emocional, herramienta indiscutible en la relación con el mayor
Cada vez más solicitada
El alcance de la inteligencia emocional está llegando a ámbitos tan importantes como el sanitario y el sociosanitario, y no podía ser de otro modo. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, en la Universidad de Yail, es requisito indispensable en aquellas personas que quieren estudiar Medicina unos niveles mínimos de habilidades sociales y emocionales, además de una nota de corte. Y así lo valoran en los procesos de selección, ya que consideran que es muy relevante para su futuro desarrollo profesional. Asimismo, también están estudiando la posibilidad de solicitar estas habilidades cuando van a solicitar el MIR.
En España, aún no se ha desarrollado nada parecido pero existe gran interés en el ámbito médico y sociosanitario, porque se ha visto que muchos de los problemas de estos trabajadores tienen que ver con las relaciones humanas, la comunicación con el paciente o cómo gestionan emociones negativas y la satisfacción del usuario.
Por todas estas razones, el Departamento de Salud de Torrevieja ha organizado recientemente un taller formativo sobre inteligencia emocional y proactividad en el que han participado más de una veintena de profesionales asistenciales con el objetivo de instaurar y fortalecer las destrezas y habilidades esenciales y mejorar su labor.
Esta actividad formativa ha abordado cuestiones como el desarrollo de la proactividad, el enfoque proactivo y la puesta en marcha de iniciativas, la gestión de las emociones, el concepto de asertividad, así como puesto en marcha y ejecutado acciones de inteligencia emocional, a través de estratégias creativas de pensamiento.
Para la jefa de Selección y Formación del Departamento, Begoña Kaifer, la importancia de este tipo de iniciativas reside en que “el aprendizaje de estas habilidades sociales y emocionales aporta un valor añadido a los profesionales, lo que redunda en un mejor servicio y asistencia”.
Según esta experta, el taller ha entusiasmado a los asistentes, que han solicitado nuevas ediciones para el próximo plan formativo, y, al ser posibles, más extensas. Por su parte, el Departamento de Recursos Humanos de Torrevieja ha reconocido como prioridad cualquier actividad que incremente el potencial de la empresa y, sobre todo, a través del perfeccionamiento profesional y humano de las personas que lo integran.
Beneficios de las habilidades sociales y emocionales
Algunas investigaciones apuntan que la inteligencia emocional es una de las premisas más importantes para obtener éxito en la vida, tanto en el plano profesional como personal. Concretamente, estas habilidades aplicadas a la relación entre especialistas sociosanitarios y usuarios de este tipo de centros, aportan múltiples beneficios.
Mejora la confianza. Cuando los trabajadores saben cómo gestionar sus emociones y la de los usuarios de manera inteligente, transmiten más confianza y seguridad. Esto aporta grandes ventajas para el mayor y para el profesional, porque si el paciente confía en el personal hará más caso de los tratamientos y los consejos que se le dé.
Por otra parte, esta relación cordial favorece que el residente suministre al especialista información valiosa y muy aprovechable, y esto es prioritario para que desempeñe mejor su labor, es decir, el cuidado del paciente.
En este sentido, Fernández-Berrocal asegura que “la relación de confianza entre el profesional y un usuario es básica y, parte de esa confianza, tiene que ver con el proceso de comunicación. Sin duda, esa comunicación es mejor cuantas más habilidades emocionales y sociales tenga el profesional”.
Mejora la satisfacción, tanto del residente como del profesional. Los usuarios que sienten estar bien atendidos, porque los profesionales tienen gran calidad técnica y, además, tienen habilidades sociales y emocionales, están satisfechos y tendrán una mejor calidad de vida.
Asimismo, está demostrado que aquellas personas con mayor inteligencia emocional, mejoran su nivel de satisfacción con su propio trabajo, están más contentos con su labor y tienen menos posibilidades de sufrir síndrome de estar quemados. Esto también es positivo para la empresa porque se evitan bajas laborales.
Por todo ello, el mercado actual exige el uso de las capacidades técnicas, pero también de nuevas competencias personales, sociales y profesionales para poder conseguir un desempeño efectivo de la labor asistencial y afrontar los continuos cambios que se imponen.

  Dónde dirigirte

– Laboratorio de Emociones de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. Organiza el Máster de Inteligencia Emocional. Además, realizan cursos a medida para profesionales. Telf. 952132631. http://emotional.intelligence.uma.es 
– Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). Asociación de carácter nacional interesada en el estudio de la ansiedad, el estrés y áreas relacionadas. Telf. 913943111. www.ansiedadyestres.org
– Escuela de Inteligencia Emocional. Realiza el Máster en Inteligencia Emocional y el curso Experto en Inteligencia Emocional. Telf. 915488176 www.escueladeinteligencia.com
– Human Overall. Imparten cursos dirigidos al sector sociosanitario. Telf. 915619476. www.humanoverall.com
– Foro Técnico de Formación. Organizan cursos para algunas patronales del ámbito de la dependencia. Telf. 933632261. www.forotf.com
Compartir en FacebookCompartir en TwitterCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp