Prevención y actuación ante el riesgo de caídas

La Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el Sistema Nacional de Salud se desarrolla en el marco del abordaje de la cronicidad y propone el desarrollo progresivo de intervenciones dirigidas a ganar salud y a prevenir las enfermedades, las lesiones y la discapacidad. El verdadero reto es mantener la autonomía y la independencia a medida que se envejece. En este sentido, las caídas en la población mayor son un importante problema de salud pública, por el elevado porcentaje de limitación en la capacidad funcional que produce, representando a menudo el inicio de la dependencia. La innovación y el desarrollo tecnológico pueden ayudar a minimizar este riesgo, como la instalación de suelos antideslizantes o detectores de movimiento, pero también el ejercicio físico.

La frecuencia de caídas aumenta con la edad, considerándose a los mayores de 65 años como un colectivo de riesgo para este tipo de accidente. Su interés en este grupo de población deriva, fundamentalmente, de su elevado índice de mortalidad. Las estadísticas nos dicen que es la segunda causa mundial de muerte por lesiones no intencionales. En particular, las caídas suponen el 47 % de los incidentes que sufren las personas mayores de 75 años y en el 80 % de los casos conllevan fractura de cadera, que junto a las fracturas de rodilla y/o de parte inferior de la pierna y los traumatismos craneoencefálicos, son las lesiones más habituales. Se estima que la mitad de las personas mayores de 65 años sufre una o más caídas al año. La combinación de factores humanos sumados a riesgos adicionales, como déficits visuales, auditivos o enfermedades crónicas provocadas por el paso de los años, hace que las personas de avanzada edad se vuelvan más vulnerables.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que asegura que cada año se producen 37,3 millones de caídas que, aunque no sean mortales, requieren atención médica y suponen la pérdida de más de 17 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad, indica que las estrategias preventivas deben hacer hincapié en la educación, la capacitación, la creación de entornos más seguros, la priorización de la investigación relacionada con las caídas y el establecimiento de políticas eficaces para reducir los riesgos. En este sentido, los expertos recomiendan adoptar medidas preventivas, como la realización de programas dirigidos de ejercicios, así como prevenir la osteoporosis, ya que muchas fracturas se provocan por la debilidad del tejido óseo. Asimismo, explican que también es fundamental adoptar medidas de seguridad o incorporar tecnología en casa y en los centros donde residen mayores, para reducir al máximo los riesgos de caídas.

Suelos antideslizantes

Los suelos antideslizantes de Altro están patentados y cumplen con los requisitos más estrictos para garantizar las condiciones de higiene, seguridad y bienestar que los profesionales y los pacientes o residentes merecen. Prueba de ello, son las numerosas residencias y centros de mayores que eligen los suelos Altro para evitar resbalones. “Es evidente que uno de los retos a los que se enfrenta el sector sociosanitario y residencial es la mejora de la seguridad del paciente, lo que incluye prioritariamente la reducción y prevención de caídas, ya que suelen tener mal pronóstico o una curación lenta y difícil, con pérdida de autonomía en muchos casos.

Detectores de movimiento

Elea Soluciones cuenta con un sistema innovador y patentado que permite la prevención y detección automática de una caída mediante la generación de alarmas instantáneas que favorecen una intervención rápida y eficaz. “Estas alarmas pueden ser recibidas en un teléfono móvil inteligente a través de una sencilla plataforma”, señala Montserrat Carrillo, CEO de Elea Soluciones. El dispositivo Elea-Falling, que funciona gracias a sus dos unidades sensoras inalámbricas dispuestas verticalmente, detecta automáticamente una caída de hasta cuatro metros de distancia, sin la necesidad de que el usuario deba llevar dispositivos con él.

Adaptación de baños

Dentro de una vivienda, la bañera es un punto sensible de accidentes por caídas. “Por este motivo, en Securibath trabajamos para que las personas mayores puedan estar seguras mientras se asean; siempre es mejor prevenir una caída antes de que ocurra”, manifiesta Carlos Llorente, arquitecto técnico y técnico-comercial de Securibath. Los platos de ducha antideslizantes de Securibath están reforzados con fibras y tratamientos antibacterias, y están fabricados con materiales compuestos, como la resina de poliéster y la fibra de vidrio, fibra de kevlar o fibra de carbono. “Nos dedicamos a facilitar las tareas cotidianas como es, por ejemplo, la higiene personal, dotando a los cuartos de baño de todas las comodidades necesarias y que son posibles en casa caso”, añade Llorente.

Ropa inteligente

La ropa inteligente es un negocio en auge con muchas posibilidades, también en el sector sociosanitario, ya que puede hacer la vida más fácil a las personas mayores. Al respecto, el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) y el Instituto Tecnológico Textil (Aitex) trabajan juntos en el proyecto de investigación Instinto, que tiene como objetivo desarrollar, al finalizar 2017, un sistema basado en sensores inteligentes integrados en textiles que junto a una plataforma TIC sirvan para prevenir, monitorizar y proteger frente a las caídas a las personas mayores. Como explica el director de Innovación en Valoración Biomecánica del IBV, David Garrido, “este proyecto pretende buscar soluciones nuevas a las existentes, más eficientes y económicas, que permitan detectar cuando una persona se está cayendo y antes de que se produzca el impacto accionar mecanismos de protección que limiten el daño”.

Intervención mediante ejercicio físico

La fragilidad es un síndrome asociado a la edad, que se caracteriza por una disminución de la reserva funcional, con frecuencia asociada a la sarcopenia (pérdida degenerativa de masa muscular y fuerza al envejecer o llevar vida sedentaria). La presencia de fragilidad identifica a las personas mayores con mayor riesgo para sufrir caídas. Pues bien, partiendo de esta premisa, el Hospital Universitario de Getafe y el Hospital Universitario Ramón y Cajal han puesto en marcha el proyecto Sprintt, cuyo objetivo es investigar si la discapacidad física puede prevenirse en personas mayores de 70 años con fragilidad física y sarcopenia.

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