PROYECTO CHANGE, comunicación prosocial para lograr mejores hábitos en los mayores

Hace unas semanas se daba por concluida la primera fase de investigación del proyecto CHANGE puesto en marcha a finales de 2008 por la Universidad de Salerno, en Italia. El objetivo principal de esta iniciativa es capacitar a los profesionales sociosanitarios (medicina, psicología, trabajo social, fisioterapia, educación física y enfermería) de las herramientas teóricas y prácticas necesarias para orientar a los mayores sobre cómo pueden mantenerse activos y cómo deben abordar el aumento de la esperanza de vida y el incremento del periodo laboral. Tras la finalización de esta etapa del proyecto, los distintos países europeos que han participado se ponen manos a la obra para conseguir formar a los empleados del sector.

 

En un panorama sociosanitario dirigido a los mayores donde la formación adquiere un papel básico para el buen funcionamiento del sistema, nace el Proyecto CHANGE (Care of Adversiting New Goals fot the Elderly), promovido por la Universidad Salermo y que, dado su interés, ha sido financiado por la Unión Europea. Esta investigación, en la que también han participado ocho instituciones en cinco países (España, Italia, Polonia, Austria y Lituania), toma como punto de partida el envejecimiento progresivo de la población europea -como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y los bajos índices de natalidad- y la necesidad de mejorar la calidad de vida del mayor, así como su participación activa para mantener el desarrollo socioeconómico. Y, sobre esta base, centra la formación de los mediadores sociosanitarios, a los que asigna un papel clave en la estrategia para que las personas mayores de 65 años renueven ciertos hábitos de su vida y consigan, de este modo, mejor salud y bienestar.

En este sentido y con esta finalidad, son muchos las organizaciones e instituciones que llevan tiempo trabajando porque, al fin y al cabo, forma parte de una política de mantenimiento de costes sociales que interesa a todos, pero CHANGE incorpora una nota distintiva al practicar una metodología diferente que contempla el concepto de prosocialidad (acción de comportarse que busca beneficiar a otro) como base de la relación profesional sociosanitario-paciente. De este modo lo explica Pilar Escotorín, psicóloga y miembro del Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada (LIPA) perteneciente a la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha sido la institución que ha desarrollado el proyecto en España: «el modelo propuesto es un sistema educativo no formal que entrena a los profesionales sanitarios del ámbito gerontológico con un objetivo final que son los mayores. El entrenamiento se basa, además de en los contenidos propios de la fisiología del envejecimiento, en la comunicación prosocial, basada en involucrar emotivamente al otro desde la perspectiva del otro». Este método de trabajo es aplicable, práctico y puede ser medido, como se ha visto en las conclusiones de la investigación.

Establecimiento de las bases

La primera fase del proyecto estuvo dirigida únicamente a la investigación. Durante este primer año se realizó un «estado de arte», donde se actualizaron las teorías de fondo que fundamentan CHANGE y las teorías aplicadas centrales en la intervención. Esto permitió diseñar las etapas posteriores (training y fase experimental).

Durante este primer periodo, también se elaboro un kit didáctico pensado para mediadores sociosanitarios que trabajan formando a otros profesionales. En este sentido, se realizó un manual de las teorías, pero escrito en un tono muy divulgativo, no tan científico como el «estado del arte». Cualquier persona interesada puede acceder a este material en la web www.changeonline.eu.

 

PROYECTO CHANGE, comunicación prosocial para lograr mejores hábitos en los mayores
De la teoría  a la prácticaLa otra fase de investigación pretende evaluar si después de una acción informativa y formativa por parte de los especialistas, se consigue un cambio de actitud en las personas mayores, concretamente, en lo que se refiere a nutrición, actividad física y otros estilos de vida. Para ello, se elabora un novedoso cuestionario-plantilla con preguntas relacionas con aspectos del estilo de vida del mayor, pero también personales (estado de ánimo, estado civil, si vive solo…), con el fin de obtener la dimensión completa del paciente. Su uso es muy sencillo y resulta muy útil porque siguiendo los parámetros estandarizados y registrando en la base de datos la información obtenida, el profesional podrá valorar y comparar si existen variaciones en el mismo paciente. Según explica Pilar Escotorín, «el cuestionario es piloto y aún tiene que testearse pero ayuda a que el paciente se vea reflejado y dedique unos minutos a analizar su modelo de vida. Del mismo modo, también sirve para que el médico dirija la mirada a aspectos no sólo biológicos de su paciente, sino también sociales y psicológicos», lo que favorece una comunicación prosocial que puede incitar al mayor a modificar sus hábitos en el sentido que el médico le explica.

En el estudio CHANGE, esta fase se ha estructurado en dos entrevistas. La primera de 20 minutos en la que se debe rellenar el cuestionario base y luego repasar las preguntas. En esta primera visita, el profesional debe informar y orientar al mayor sobre los hábitos que le conviene mejorar. Seis semanas más tarde, tendrá lugar la segunda entrevista, de 15 minutos de duración y para la que el especialista tiene que emplear un cuestionario de seguimiento. Es el momento de comprobar si se han producido cambios esperados.

Este tipo de cuestionarios tiene algunas ventajas técnicas entre las que sus creadores destacan las siguientes: es una forma fácil de llegar a las personas mayores, resulta una manera rápida de completar la tarea, facilita la expresión de respuestas que socialmente no están bien vistas, es apropiado para entrevistas cortas y para dar respuestas claras y supone menos tiempo para los mediadores sociosanitarios.

El cuestionario debe ser contestado por el paciente, bien respondiendo de viva voz a las preguntas que le haga el profesional bien, en la sala de espera, mientras aguarda a que lo llamen para su entrevista. Si se opta por esta segunda opción, en caso de dificultades, el paciente debe contar con la ayuda de una enfermera. Y una vez en la consulta este cuestionario se complementará y discutirá con el doctor.

El valor de la comunicación prosocial

Además del innovador cuestionario, el proyecto se ha completado con cursos piloto de training en habilidades comunicactivas prosociales para profesionales de la salud que trabajan con mayores en los cinco países partícipes. En cada uno de ellos, el training se ha centrado en los inconvenientes principales con que cuentan estos especialistas médicos a la hora de tratar a las personas mayores para, así, lograr un modelo operativo acorde a su realidad laboral.

En España, las trabas que han resaltado los mediadores sociosanitarios son el desconociento a la hora de abordar la motivación del mayor, la resistencia al cambio por parte del paciente y la falta de tiempo para trabajar como les gustaría.

En base a estas cuestiones, los expertos de LIPA han trabajado la comunicación prosocial con los operadores de la salud para dar solución a estos requerimientos esenciales que puede influir favorablemente en el cambio de actitud del mayor.

Según estos especialistas, optimizar los comportamientos prosociales de los médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, etc. no sólo tiene sentido sino que crea impacto porque lo que cuenta suscita interés. Y en la relación médico-paciente esto se considera prioritario. La metodología CHANGE demuestra las ventajas de las relaciones prosociales con los mayores. Cuando existe intensidad comunicativa entre el mediador sociosanitario y el entrevistado es más fácil conseguir su confianza y promover una modificación en la alimentación y la actividad física, ambos factores altamente implicados en su calidad de vida del paciente. Porque, como advierte Pilar Escotorín, «no sirve persuadir, no sirve convencer, pero sí la empatía, es decir, el ponerse en el lugar del otro».

Cuando el paciente percibe que el médico lo entiende, que es capaz de ponerse en su lugar se genera una reciprocidad positiva y de calidad que mejora la iniciativa de los individuos implicados. Por tanto, el profesional debe centrar su atención en el establecimiento de una relación con el otro.
La pregunta está en cómo conseguir ser empático. Y, precisamente, esto es lo que se trabaja con los profesionales que han participado en el training de CHANGE en España. Pilar Escotorín sostiene que con el entrenamiento en comunicación prosocial «se pretende dotar al profesional de herramientas para evaluar cuáles son sus habilidades comunicativas y, de este modo, poder potenciar las adecuadas y resolver las debilidades.

 

Miembros representativos de las organizaciones de los cinco países partiicipantes en Change.

Miembros representativos de las organizaciones de los cinco países partiicipantes en Change.

Conclusiones de la investigación

CHANGE ha tenido muy buena aceptación entre los profesionales que trabajan con mayores, y ha conseguido resultados óptimos en cuanto a su objetivo de motivar un cambio de hábitos entre los pacientes mayores, gracias a la comunicación prosocial practicada por los sanitarios y al empleo del cuestionario desarrollado. Como confirma Pilar Escotorín, «el mayor desafío de la elaboración del cuestionario, era que debía ser un instrumento simple, fácil de usar, que las preguntas no debían desalentar a las personas mayores haciéndoles ver todo aquello que hacen mal o no están en grado de realizar, debía ser suficientemente detallado y valorado por el profesional de la salud como un apoyo y no como un impedimento a su eficacia». Y, según las conclusiones, se han cumplido las expectativas.

A nivel de resultados más cuantitativos, fueron entrevistados con el cuestionario-plantilla 407 pacientes mayores de 65 años, de los cinco países involucrados. Se testó la plantilla en contextos de trabajo real de los profesionales, con resultados interesantes. Los operadores sanitarios pudieron comprobar que, en la segunda entrevista, aumentó el porcentaje de pacientes que se declaraban con estado de ánimo de «felices» (46%), versus un 33% de la primera entrevista. También, en esta segunda entrevista, los mediadores sociosanitarios percibieron que un 41% de los pacientes estaban amistosos o activos, frente a un 33% de la primera entrevista, y que aumentó el número de pacientes más seguros de sí mismos. También, se modificaron las conductas de los mayores, el estudio refleja que un 75% de los pacientes había caminado una vez al día durante el último mes, a diferencia del 64% de la primera entrevista y que, además, había aumentado la cantidad de tiempo de la caminata. Del mismo modo, mejoró su valoración respecto al ejercicio físico en general y sus hábitos alimentarios. De hecho, se observó un incremento del porcentaje de pacientes que comenzaron a tomar una dieta rica en fibra, vegetales, legumbres y frutas, entre otros elementos medidos.

La especialista en el tema Pilar Escotorín, considera que, «seguramente, a nivel de validez científica de estos datos, es imposible afirmar que un simple cuestionario-plantilla cambie a las personas. Sobre todo, con una muestra tan reducida y tantas variables que no fueron controladas. No obstante, se puede afirmar que este piloto tiene una gran validez social y cultural, pues colabora a prosocializar la relación con los pacientes, dota a los profesionales de un instrumento de trabajo útil, sencillo y práctico que les proporciona una batería de preguntas que agota todos los aspectos físicos, psicológicos y sociales centrales de su paciente».

Los participantes del training de CHANGE valoraron muy positivamente este cuestionario, para ellos, porque les ayudaba a medir avances en un periodo breve de tiempo y, para los pacientes, que recibían un valiosísimo input al visualizar las preguntas, lo que favorecía que se hicieran cargo y responsables del propio cambio de actitud.

Acciones que se están preparando
La investigación acaba de terminar y, una vez confirmadas las ventajas de este tipo de formación, los expertos de LIPA que han participado formando a los profesionales de la salud en habilidades y capacidades para tratar con los mayores, van a continuar en este camino con el fin de que cada vez más los especialistas que trabajan con este tipo de pacientes prueben y analicen este método de trabajo.

De momento, para este año que empieza, preparan un proyecto de investigación y formación innovador en el que los mediadores sociosanitarios del ámbito gerontológico podrán adquirir nuevas habilidades de comunicación prosocial. Se trata de ocho sesiones formativas de tres horas cada una y no tiene ningún coste. El programa contempla las siguientes actividades: diagnóstico de dificultades de comunicación interpersonal con pacientes, colegas y familiares de los pacientes; diseño de mapas personales y laborales; la comunicación de calidad prosocial en el ámbito gerontológico; la intervención y optimización prosocial del entorno y la aplicación de nuevas herramientas.

Las plazas son limitadas y se requiere postular a una plaza con un curriculum actualizado. Aunque, en principio, se realiza en Barcelona, los organizadores estan dispuestos a desarrollar grupos de trabajo y de formación en otros puntos de la geografía española. Tampoco descartan recurrir a las nuevas tecnologías para formar a profesionales que residan en otras ciudades, todo en función de las solicitudes que vayan llegando.

En cualquier caso, lo importante de este programa, como explica Escotorín, «es que este modelo de intervención sea multiplicador, es decir, lo interesante es que aquellas personas que se formen, a su vez, puede compartir la información, e incluso enseñar a otros colegas profesionales».

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