Diego Juez. Presidente de la Federación Castellano-Leonesa de Residencias de la Tercera Edad (Acalerte)

Libres para elegir los cuidados

Diego Juez

Presidente de la Federación Castellano-Leonesa de Residencias de la Tercera Edad (Acalerte)

Si lanzáramos a los lectores la pregunta de cómo les gustaría ser atendidos cuando sean mayores, a buen seguro que la mayoría coincidiría en asegurar que quieren ser libres a la hora de elegir si seguir viviendo en su hogar, pero con ayudas profesionales, acudir a un centro de día o a una residencia.

Sin embargo, para que esa libertad no se vea diezmada, la Consejería de Familia debe intensificar su impulso a las prestaciones vinculadas al servicio (PVE). Y, sobre todo, que las dote cada vez de una mayor cuantía. Solo así se logrará que los castellanos y leoneses estén allí donde quieren cuando precisen cuidados.

Es cierto que Castilla y León lleva mucha ventaja con respecto a otras autonomías. Somos la tercera Comunidad de España que mejor respuesta ofrece a una persona que necesita adquirir un servicio de atención. Tenemos muy pocas personas en el ‘limbo’ y muchas reciben PVE, representando casi un tercio en la cartera de servicios, frente al 10,8 % del resto de comunidades.

Es cierto que Castilla y León ha hecho un esfuerzo en los últimos años por incrementar las cuantías y, de hecho, en enero de este mismo año aprobó un aumento de un 10,5 % de media para las cuantías máximas.

Llegar es complicado, pero más aún lo es mantenerse a la cabeza. Si la Consejería de Familia quiere conservar esa posición debe consignar una cantidad mayor a las prestaciones vinculadas al servicio.

Y tendrá que inyectar más financiación para desarrollar el nuevo modelo de cuidados que, cuando sea respaldado por las Cortes autonómicas, tendrá rango de ley. Implantar el nuevo modelo de atención centrado en la persona encarecerá el precio de las residencias.

Lo sabemos porque las residencias privadas que forman parte de Acalerte llevan desde 2013 pilotando este modelo. No dudaron en remar a favor del cambio, impulsado por la Consejería de Familia, y emprender todo tipo de reformas arquitectónicas y de funcionamiento para lograr que las residencias de personas mayores se centraran en las necesidades precisas de cada persona y no fueran concebidas como hoteles, ni hospitales, sino como las casas de sus residentes.

Conceptos como unidades de convivencia, proyecto de vida, multiservicios, atención centrada en la persona… figuran ya en el argot de Castilla y León, y no hay marcha atrás.

Las bases ya están puestas. Y ahora Castilla y León dará un paso más, muy relevante, en el reconocimiento de este tipo de atención cuando sea aprobado el anteproyecto de ley que regula el modelo de atención en los centros de carácter residencial y centros de día de Servicios Sociales para cuidados de larga duración en Castilla y León.

La ley será un pilar fundamental, pero no acaban ahí los retos. El desarrollo normativo posterior será igual de decisivo y en Acalerte estaremos muy vigilantes para que, entre otros asuntos fundamentales, se establezca una verdadera coordinación sociosanitaria con Sacyl, que garantice la atención a todas las personas mayores, vivan en sus domicilios o lo hagan en una residencia. La Junta debe lograr que dos servicios esenciales como son la salud y los servicios sociales funcionen como vasos comunicantes.

Tenemos magníficos profesionales, pero necesitamos muchos más para atender la realidad actual y, sobre todo, la futura. Solo cabe una salida: redoblar esfuerzos para prestigiar la profesión del cuidador, mejorar sus condiciones sociolaborales y apostar imperiosamente por la formación. Hemos buscado soluciones, como la acreditación de competencias profesionales o formar nosotros mismos desde los propios centros, pero se requiere un debate serio y concienzudo.

Por mucho nuevo modelo que se implante, sin profesionales, no habrá atención.

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