Inma Cerejido Directora General Amade
Inma Cerejido. Directora general de Amade

Necesidad del médico en la residencia

Inma Cerejido

Directora general de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade)

El médico en una residencia de personas mayores es una figura con un gran valor objetivo y subjetivo. No son médicos de Atención Primaria, ni de atención hospitalaria; sin embargo, pasan consulta a diario, supervisan el estado de cada uno de los residentes, apoyan a enfermería y promueven que los terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas planifiquen acciones para un envejecimiento activo. Además, actúa como médico de urgencias, como especialista y como médico de familia. Es un referente para el residente y su familia. Es el profesional que mayor número de llamadas a familiares atiende. 

En las residencias vive la población más frágil. Los residentes, al igual que resto de seres humanos, tienen muchas dimensiones, pero si les definimos desde una perspectiva médica, podemos decir que en una residencia conviven pacientes crónicos, personas que requieren cuidados paliativos, personas que necesitan rehabilitación temporal y residentes con distintos niveles de deterioro cognitivo.  Desde esta perspectiva, resulta ineludible la necesidad de la atención sanitaria.  

Sin embargo, no podemos olvidar que una residencia es el lugar donde viven personas que siguen teniendo los mismos derechos sanitarios que si vivieran en su casa particular. En nuestro domicilio, a no ser que se nos prescriba un tiempo de permanencia en un hospital, no contamos con un equipo sanitario de manera continua.

Los centros residenciales disponen de un equipo médico para garantizar el bienestar y la salud de los residentes, ofreciendo así la posibilidad de  coordinación y seguimiento de las acciones sanitarias que sanidad pública lleva a cabo con sus pacientes. Además, ofrece de manera proactiva la coordinación entre los diferentes especialistas que actúan en un mismo residente, pues será el medico de residencia el que realice el seguimiento diario de la medicación y comunique el efecto e interacción entre los distintos tratamientos y el impacto que cada tratamiento tiene en la calidad de vida.  

Son el principal agente activador de la implantación de medidas de envejecimiento activo y prevención de situaciones de dependencia.

Resulta evidente que las funciones de los sanitarios en las residencias no se limitan a ordenar correctamente los medicamentos o confirmar que los datos de los expedientes estén actualizados. Al contrario, se trata de una figura especialmente relevante en los modelos de atención centrada en la persona. Son piezas clave para mejorar la salud y calidad de nuestros usuarios y reducir las derivaciones hospitalarias. De lo que cabe deducir que la presencia de personal sanitario no es tanto una apuesta por la medicalización de los centros sino como la humanización de los mismos.

En los últimos años, los programas académicos de las distintas facultades de Medicina han incluido la enseñanza de aspectos clave en el área de la Geriatría. Sin embargo, los  médicos que trabajan en residencias de mayores se sienten desaprovechados porque no pueden realizar proyectos sanitarios o porque no pueden investigar y formar a otros médicos. Por ello, eligen otras opciones. Lo que lleva al sector a tener que contratar para el desempeño de esta función a profesionales que tienen poca experiencia, titulados en otros países y que no disponen de conocimientos específicos de Geriatría.

Esta realidad lleva al sector a cuestionar la obligación de disponer de un médico en los centros, algunos creen que es imprescindible, mientras otros  apuestan por suprimir de manera gradual su obligatoriedad dada la dificultad de cubrir estas posiciones. 

La Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade), como asociación de empresas que atienden a la dependencia, vela porque nuestro sector ofrezca un servicio de alta calidad y, por ello, busca soluciones. Hemos promovido junto con el Colegio de Médicos de Madrid, la creación de este espacio de formación especializada para el médico de residencia.

Es necesario formar, incentivar la investigación y el intercambio científico-medico de estos profesionales si queremos contar con médicos a la altura que de los retos del puesto de medico de residencia.

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