El 20% de las personas adultas sufre enfermedades reumáticas

Se calcula que una de cada cuatro personas de más de 20 años sufren reuma en nuestro país, según la Fundación Española de Reumatología. Aunque esta dolencia no existe como tal, habitualmente se emplea para referirse a conocidas enfermedades reumáticas como son la artritis reumatoide, la lumbalgia, la artrosis, la osteoporosis, la fibromialgia, etc. En la inmensa mayoría de los casos, estas patologías vienen acompañadas de dolor, llegando incluso a ser muy fuerte en algunos pacientes. Además, numerosos estudios han demostrado que este tipo de enfermedades reumáticas afectan en mayor medida a las mujeres.

¿Cómo se manifiesta?

Aunque cada caso es diferente, la aparición de dolor suele ser el síntoma más habitual con el que una enfermedad reumática se manifiesta. Esta sensación incómoda acostumbra localizarse en las zonas donde se ubican las articulaciones. Sin embargo, la manera en que se manifiesta varía mucho, de manera que en algunos pacientes ese dolor se produce de manera puntual, al realizar ciertas acciones concretas de su vida diaria, pero, en el caso de otros, se trata de una molestia casi continua, impidiéndoles llevar a cabo una vida con normalidad. Para ser diagnosticado, debe acudirse a un especialista, generalmente un reumatólogo. Aunque no siempre es posible, en muchos casos la ciencia es capaz de dar con la causa del dolor y pueden llevarse a cabo tratamientos para reducirlo, como los ofrecidos por HHP Spain.

¿A qué parte de la población afecta?

En general, este tipo de enfermedades afectan más a la población adulta que a la joven y su presencia es tal que ha sido considerado uno de los principales problemas crónicos de salud (no oncológico). A día de hoy, no se conocen las causas que provocan muchas de estas dolencias, aunque sí se han determinado algunos factores que nos hacen tener más probabilidades de padecerla.

¿Qué tipos de enfermedades reumáticas existen?

Aunque existen numerosas enfermedades reumáticas Algunas de las más frecuentes son:

– La artritis reumatoide: se caracteriza por la inflamación de las articulaciones. A menudo se confunde con la artrosis, pero la diferencia es que, en el caso de esta última, lo que se produce es dolor y no inflamación en las articulaciones.

– La fibromialgia: las personas que la padecen sufren dolor en los músculos y en zonas como los ligamentos y los tendones. Suele ser muy dolorosa de manera generalizada y también en ciertos puntos específicos.

-La osteoporosis: se trata de una enfermedad que afecta a los huesos, provocando una reducción de la densidad de la masa ósea. En consecuencia, los huesos se ven debilitados, se vuelven más frágiles y les afectan más los golpes.

– La polimialgia reumática: aunque en los últimos años se han vuelto más popular, por el momento se desconoce el origen de esta enfermedad. Los síntomas de quienes la padecen se basan en el dolor y la rigidez en el área de los hombros y de las caderas.

-El lupus: se considera una enfermedad autoinmune, ya que el sistema inmunológico de quienes la padecen no diferencia entre las partículas “malas” y las células del propio organismo. Como consecuencia, acaban generando anticuerpos que van en contra del propio organismo, conocidos como “auto-anticuerpos”.

-La gota: esta enfermedad aparece cuando se producen cristales de una sal del ácido úrico en los tejidos, especialmente en las articulaciones. En su caso, sí que se conoce la causa que la provoca y esta reside en la presencia de manera prolongada de un nivel alto de ácido úrico en la sangre.

¿Qué tratamientos existen para las enfermedades reumáticas?

Lo primero que debemos saber es que no existe un tratamiento único ni una cura milagrosa para tratar las enfermedades reumatológicas. Cada paciente debe seguir una atención personalizada y adaptada a sus particularidades:

  • Analgésicos: en algunos casos, el uso de analgésicos ayuda mucho a la reducción del dolor. Entre los más conocidos se encuentran el ibuprofeno o el diclofenaco. Sin embargo, para algunos pacientes este tipo de analgésicos no tiene efectos muy notables.
  • Compuestos medicinales: recurrir a plantas medicinales es también uno de los métodos más extendidos. Se trata de substancias naturales que pueden adquirirse en farmacias, herbolarios, etc. La mayoría proceden de plantas como la ortiga o la corteza de sauce.
  • Los deportes y el movimiento: uno de los consejos más frecuentes se basa en no inmovilizar las articulaciones, para que no se provoque una sensación de agarrotamiento. Además, en algunos casos, ciertos deportes como el yoga pueden ayudar a que nuestros músculos se relajen.
  • La andulación: algunos pacientes recurren a esta técnica que engloba tres tratamientos diferentes. Por un lado, las vibraciones mecánicas (Whole-Body Vibration, WBV); por otro, el calor por medio de infrarrojos (favoreciendo la vasodilatación); y, por último, la ergonomía, basada en la descarga muscular de espalda y piernas.
  • El frotis: para estimular el flujo sanguíneo y reducir posibles síntomas del estrés, reduciendo así la inflamación.
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