Guillermo Fernández Vara, Presidente de la Junta de Extremadura

Quiero comenzar dando mi enhorabuena a todos los que hacen posible esta publicación, pues ofrece un lugar donde encontrar la información que el sector precisa. Gracias por mantener abierto este foro de comunicación e intercambio de noticias y de novedades.

Resulta imposible obviar la dramática situación que la aparición de la COVID-19 ha causado en España y en el mundo entero, colocando en una situación de especial vulnerabilidad tanto a las personas de edad avanzada como a aquellas que soportan ciertas enfermedades crónicas.

Hemos trabajado intensamente en la protección de los residentes y del personal sociosanitario y, aun así, no hemos podido evitar que la enfermedad haya entrado en nuestros centros, con la terrible pérdida de vidas y el sufrimiento que ello ha ocasionado. Es responsabilidad de todos analizar las circunstancias y condiciones en las que todo esto ha ocurrido. No se trata de buscar culpables, pues todos somos responsables, sino de analizar el modelo existente, revisando procesos, actualizando guías, etc. mejorando, en resumen, la respuesta del mismo.

Las diferentes medidas restrictivas que se han ido adoptando, así como el confinamiento llevado a cabo por la ciudadanía española, con gran esfuerzo y sacrificio de todos, es una innegable muestra de solidaridad, pues demuestra el interés por proteger a los colectivos más vulnerables frente al virus. Y es precisamente ese ánimo de protección el que ha llevado a comenzar la campaña de vacunación, nuestra mayor esperanza de victoria contra el virus, precisamente en los centros residenciales.

La COVID-19 nos ha hecho reflexionar sobre nuestra escala de valores y ha provocado, incuestionablemente, la aceleración de tendencias relacionadas con el valor de lo público, de lo esencial. Pero la pandemia no hace desaparecer los numerosos obstáculos que encontramos en nuestro día a día. Y no me refiero solo a los físicos, sino también a los sociales y morales. Siempre he trabajado con el ánimo de hacer desaparecer unas barreras físicas y sociales que dificultan alcanzar una vida plena y satisfactoria, particularmente a dependientes, mayores y a personas en situación de discapacidad.

Estos colectivos transmiten con frecuencia su sensación de ser invisibles para una sociedad en la que priman los valores de la juventud y la perfección física. Afortunadamente, esta percepción está cambiando. Desde estos grupos se reclama su espacio y la sociedad es cada vez más consciente de sus necesidades y también de sus derechos

Defendemos unos mismos valores y trabajamos por hacer crecer en la ciudadanía una conciencia social de respeto y reconocimiento. La sostenibilidad, ese término que ahora está en boca de todos, nos exige un comportamiento solidario y una búsqueda de alternativas que no solo protejan el medio ambiente, sino también a los ciudadanos, a todos, porque el conocimiento y cuidado de nuestro entorno y de nuestra riqueza cultural va a repercutir en la sociedad en su conjunto y, por ende, en la calidad de los servicios y cuidados que podamos ofrecer a nuestros dependientes, mayores y personas en situación de discapacidad.

Os deseo todo lo mejor con esta publicación y os animo a mantenerla por muchos años, para consolidar un nuevo espacio que nos permitirá reflexionar y compartir avances en este ámbito.

 

 

 

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