Logopedas

El papel de la logopedia en la atención a las personas mayores

En el mes de marzo, en concreto el día 6, se conmemora el Día Europeo de la Logopedia, una disciplina sanitaria que contribuye a la salud, bienestar y la calidad de vida de personas afectadas por problemas de la comunicación, habla, voz, audición y alimentación. Además, pese a que es más conocida en el ámbito infantil, juega un papel fundamental en todas las etapas de la vida, y especialmente en la atención a las personas mayores, ya que debido al envejecimiento se pierden capacidades y habilidades funcionales que se rehabilitan con logopedia.

 

José Carlos Fernández

Logopeda especializado en enfermedades neurodegenerativas y disfagia y vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid

El número de personas mayores de 65 años se ha incrementado un 15,1% en los últimos diez años hasta alcanzar los 9,3 millones, según se desprende de los últimos datos del padrón continúo recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La población de 65 y más años supondría el 26,5% del total en el año 2035. Estos datos se esperan que se dupliquen en 2050. 

Sin embargo, según datos extraídos del INE, hay alrededor de 10.500 logopedas colegiados, de los cuales, la gran parte se dedican a población infantil, por lo que es necesario la incentivación del trabajo en esta población mayor.

Actualmente, la presencia de logopedas en residencias de mayores públicas es casi inexistente, pese a que nuestra función es de vital importancia tanto a nivel rehabilitador como de carácter preventivo en este núcleo poblacional. 

En la atención a las personas mayores, nuestra intervención se centra en mejorar la comunicación y de la deglución. Y no solo nos basamos en lo físico o estructural, sino que también tenemos en cuenta el entorno. 

Las principales funciones del logopeda en las residencias de mayores y centros de día se basará en fomentar la comunicación entre usuarios, dar pautas al resto de profesionales en cuanto a la manera de comunicarse con las personas con dificultades comunicativas, así como pautas a la hora de las comidas (sobre el posicionamiento, posibles distractores, adaptaciones del alimento y maniobras y estrategias deglutorias).

Alteraciones más frecuentes en personas mayores

El proceso del envejecimiento comporta una serie de cambios fisiológicos a nivel de los diversos órganos y sistemas del cuerpo humano. Dentro de los aspectos a valorar por la logopedia en el envejecimiento normal, nos detendremos en aspectos deglutorios y comunicativos que puedan afectar a una correcta función. Entre las alteraciones que tendremos en cuenta como posible aparición dentro del envejecimiento, se encuentran las siguientes:

  • Presbifagia. Es la alteración de la deglución común en el anciano sin patología neurológica y consecuencia del propio envejecimiento. Aproximadamente la mitad de los ancianos que viven en residencias de mayores padecen algún trastorno en la deglución. Algunos de los cambios propios de la vejez y que pueden dificultar la deglución son la pérdida de la dentición, alteración de las encías con modificación del cierre labial, alteración de la salivación, disminución de la fuerza de la musculatura deglutoria, enlentecimiento motor, disminución de la coordinación faríngea, pérdida de la elasticidad de las estructuras y pérdida total o parcial del sentido del gusto y/o del olfato.
  • Presbiacusia. La pérdida progresiva de la capacidad auditiva que se debe al deterioro producido en el sistema auditivo, se denomina presbiacusia. Se trata de una evolución natural del canal auditivo, que va perdiendo facultades progresivamente como consecuencia del desgaste de todos los órganos en general. Generalmente, comienza a manifestarse a partir de los 60 o 65 años. Por eso es muy importante atender a determinadas pistas para reconocer posibles síntomas relacionados con la presbiacusia, y poner así remedio para evitar complicaciones. Hay que tener en cuenta por lo tanto situaciones como las siguientes: necesidad de elevar el volumen durante una conversación, necesidad de sobrearticular o vocalizar exageradamente por problemas de inteligibilidad del habla, dificultad en el seguimiento de una conversación grupal, tendencia al aislamiento comunicativo o evitación de la comunicación en ambientes ruidosos.
  • Presbifonía. Se produce por un deterioro del aparato fonatorio compuesto por el sistema respiratorio (diafragma y pulmones), vibrador (laringe) y resonador (faringe, cavidad oral y cavidad nasal). 1 de cada 3 adultos mayores tiene alteraciones de la voz o disfonía. Algunos de los signos y síntomas comunes en la presbifonía son: pérdida de elasticidad en las estructuras, atrofia muscular, alteraciones producidas en el sistema respiratorio, alteraciones de las cavidades de resonancia de la voz humana, debilidad vocal para elevar la voz y/o mantenerla durante una conversación, fatiga vocal y cambios vocales.
  • Deterioro cognitivo. La demencia es la causa más común de deterioro cognitivo en los ancianos. El logopeda contribuye a mejorar la calidad de vida de estas personas durante todas las fases de la enfermedad, mejorar su comunicación, socialización y alimentación.

Problemas de comunicación en las personas mayores

Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) existe una prevalencia de entre el 3 y el 19 % en población general de que pueden presentar deterioro cognitivo leve, así como otras dificultades en la comunicación como consecuencia de:

  • Problemas del lenguaje que pueden afectar a la expresión y a la comprensión tanto oral como escrita.
  • Problemas en la articulación del habla que pueden afectar a la inteligibilidad en la comunicación.
  • Problemas en el volumen de la voz, por un volumen excesivamente bajo que dificulte la escucha en la comunicación.
  • Problemas en la comprensión y/o escucha por dificultades auditivas.

Existen ciertos signos de alerta que nos llevan a identificar alteraciones comunicativas que deben tratarse por un logopeda. Hay que prestar atención cuando:

  • La persona es incapaz de mantener una correcta comunicación por pérdida constante y habitual del hilo conversacional.

 

  • La comunicación no es fluida, aparecen fluctuaciones en el ritmo comunicativo con continuas interrupciones en la búsqueda de palabras, o al hilar frases.

 

  • Las respuestas ante preguntas no son acordes y no tienen que ver con el hilo conversacional.
  • La voz es inaudible.
  • Aparece fatiga, dolor de garganta, pérdida continua de voz.
  • No se le entiende, habla entre dientes, o es incapaz de movilizar labios, mandíbula, lengua, etc.
  • Le cuesta entender un texto o no comprende textos sencillos.
  • Se le ha olvidado articular algunas letras y no es capaz de producirlas.
  • Es incapaz de oír con claridad en ambientes ruidosos y no participa en conversaciones.
  • Tiene dificultades auditivas durante la conversación en un lugar silencioso.

En estos casos, es aconsejable que los cuidadores, tanto profesionales como familiares, tengan en cuenta una serie de pautas que favorecen la mejor comunicación, y como consecuencia, evitan el aislamiento y soledad de las personas mayores: 

  • Prestar atención a la persona, haciendo uso de una escucha activa, dejándole tiempos, ayudándole ante las dificultades expresivas en caso de solicitud de ayuda, pero sin interrumpir continuamente durante su turno comunicativo.
  • Hablar en entornos calmados, no ruidosos ni con excesivos estímulos.
  • Hacer uso de sistemas aumentativos y/o alternativos de comunicación.
  • Fomentar la integración de la persona en reuniones y dotarle el tiempo y espacio necesario para una correcta comunicación.
  • Vocalizar y sobre articular dirigiendo la voz hacia la persona con dificultades auditivas para no crear más barreras. Hablando despacio, vocalizando y estableciendo contacto visual
  • Utilizar frases sencillas y cortas también puede ayudarte. Al hablar con una persona mayor con problemas comunicativos es necesario usar oraciones con estructuras sencillas y precisas para evitar confundirlos.
  • Buscar temáticas que le ayuden a dar su opinión fácilmente, temas donde se sienta partícipe. 
  • Es esencial que no saltemos de tema en tema para no alterar el hilo comunicativo. 
  • Hacer uso de la comunicación no verbal, coger de la mano a la persona, darle un abrazo, sonreírle… transmitirá cariño y tranquilidad a la persona.

Consejos para personas con problemas auditivos

No entender parte de la conversación o perderse determinadas palabras de esta, dificultan la comprensión del mensaje. Algo que, sin duda, resulta frustrante tanto para la persona que trata de entender como para la que trata de hacerse entender.

Por tanto, al dirigirnos a una persona que lleva audífonos, debemos tener en cuenta que no es necesario chillar. Debemos asegurarnos de que podemos hablar a un nivel de conversación normal. Asimismo, se debe tener en cuenta que: 

  • Es importante no hablar demasiado rápido. 
  • En ocasiones, utilizamos palabras complicadas o que, por la articulación de sus sonidos, resultan complicadas de entender. Lo mejor, en estos casos, es cambiar la palabra o la estructura de la frase. Algunas palabras son más fáciles de oír y leer en los labios que otras.
  • Hablar y entender a la gente cuando estamos en grupo puede ser más complicado aún. Lo mejor en estos casos es hablar por turnos y no interrumpirse los unos a los otros. Si la conversación cambia de repente, o sucede algo al margen del grupo, lo más sencillo es indicárselo a la persona que tiene dificultad para facilitarle también la comprensión de lo que suceda después.

Acostumbrarse a utilizar un audífono lleva su tiempo ya que, entre otras cosas, el oído debe volver a captar los sonidos de su entorno que durante un tiempo no ha podido reconocer. No obstante, con un poco de paciencia y tras un tiempo de adaptación, la calidad de vida de los usuarios de audífonos mejora visiblemente.

Logopedia para abordar la Disfagia o dificultad para tragar

La disfagia orofaríngea es una alteración que dificulta o impide tragar, y que afecta a una de cada cuatro personas mayores de 70 años. Algunas de las dificultades deglutorias más visibles que podemos encontrarnos en la población anciana son:

  • Dificultades al tragar líquidos, que puedan generar tos tras la ingesta.
  • Dificultades en el procesado de alimentos sólidos, que pueden provocar dificultades durante el trago, restos tras la ingesta, sensación de atasco en la garganta.
  • Dificultades en consistencias mixtas, que son aquellas que comparten consistencia líquida y sólida tales como frutas, algunas verduras, sopas, etc.

Expertos en disfagia estiman que hasta el 60 % de los ancianos que viven en residencias geriátricas sufren algún tipo de disfagia y esto provoca hasta un 10 % de reingresos hospitalarios de estos ancianos. Los tratamientos de neurorrehabilitación consiguen que el 75 % de las personas con Disfagia Orofaríngea (DO) puedan volver a comer de manera segura y eficaz.

Estas alteraciones pueden llegar a incrementarse considerablemente en patologías neurológicas y neurodegenerativas que pueden aparecer durante el envejecimiento, tales como alzhéimer, demencias vasculares, enfermedad de Parkinson, otros parkinsonismos, ictus, etc. Por lo que la función del logopeda especializado dentro del campo de la neurorrehabilitación será indispensable.

Para detectar alteraciones deglutorias y recurrir a un logopeda debemos tener en cuenta los siguientes signos:

  • Aparición de dolor o molestia al tragar.
  • Imposibilidad de tragar. 
  • Evitación de algunos alimentos o comidas preparadas.
  • La sensación de que la comida se atasca en la garganta o el pecho, o detrás del esternón.
  • Babeo.
  • Lagrimeo o moqueo frecuente tras la ingesta.
  • Ronquera o cambios en la voz tras la ingesta.
  • Regreso de la comida a la boca o nariz (regurgitación).
  • Acidez estomacal frecuente.
  • Febrículas continuadas.
  • Infecciones respiratorias frecuentes.
  • Alimentos o ácido estomacal que vuelve a la garganta.
  • Pérdida de peso.
  • Tos o arcadas al tragar.

Las pautas que favorecen la alimentación de las personas con problemas de deglución pueden dividirse en tres áreas: postura, entorno e higiene oral.

  • Posturales. Se debe comer y beber siempre en una postura correcta, tanto sentado como tumbado. En el caso de comer sentados, los pies deben estar apoyados y el tronco debe mantenerse recto, con la espalda en contacto con el respaldo de la silla. Para personas encamadas, los consejos pasan por incorporar a la persona con una inclinación de entre 60 y 80 grados. Es importante cuidar la postura de la cabeza para que no exista hiperextensión y sea mejor una inclinación que permita mayor flexibilidad.
  • Entorno. Debemos focalizar al máximo el momento de las comidas. Por tanto, es necesario evitar distracciones mientras se come y se bebe (TV, ambientes bulliciosos). También es aconsejable adaptar cubiertos y alimentos para favorecer una deglución segura y eficaz. En casos de fatiga, debemos controlar tiempos de comidas, cantidades, descanso previo, etc.
  • Higiene oral. Se recomienda una buena higiene oral previa y posterior. La mala higiene de los dientes y de la boca aumenta la colonización bucal por gérmenes, incrementando la posibilidad de infección respiratoria en caso de aspiraciones pulmonares. Para realizar la limpieza oral será necesario hacer uso de la maniobra de descenso de cabeza para proteger vía aérea durante la misma, así como, hacer uso de clorhexidina como agente bactericida y fungicida.

En cuanto a las recomendaciones para la alimentación en estos pacientes cabe destacar las siguientes:

  • Garantizar una nutrición e hidratación adecuadas.
  • Adaptar la textura de los alimentos sólidos y de los líquidos para conseguir una alimentación segura a fin de evitar atragantamientos y broncoaspiraciones de comida. De este modo, se evitan infecciones pulmonares.
  • Evitar el cansancio de la persona a la hora de comer. Para ello, se deben hacer pequeñas ingestas, varias veces al día. Se recomienda no estar más de 30 minutos comiendo. También es favorable preparar platos únicos y nutritivos.
  • Administrar solamente los alimentos que sabemos que se pueden masticar y tragar con seguridad.
  • Preparar los alimentos para que sean homogéneos, melosos y fáciles de masticar. 
  • Evitar las dobles texturas con mezcla de líquido y sólidos en un mismo plato: por ejemplo, mezclar sopas con legumbres sin pasar por la batidora, bollos o magdalenas mojadas en la leche, así como, evitar alimentos que, al masticarlos, desprenden líquido como, por ejemplo: sandía, melón, naranjas.
  • Evitar alimentos pegajosos.
  • Evitar alimentos fibrosos o con filamentos como: piña, naranja, algunas verduras y carnes fibrosas, etc.
  • Tener en cuenta la temperatura del alimento para que aporte más información a la persona con problemas deglutorios. En muchas ocasiones, será preferible dar un alimento en frío para dar una mayor información sensitiva.

El logopeda es un profesional sanitario que debe formar parte de los equipos multidisciplinares que trabajan en atención a las personas mayores. Su conocimiento en áreas tan importantes para el bienestar, como la comunicación y la alimentación, es imprescindible para abordar de manera integral y personalizada el cuidado de los mayores.

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