Innovaciones en el abordaje del dolor crónico

Innovaciones en el abordaje del dolor crónico

El dolor crónico se encuentra entre los cinco problemas de salud más frecuentes. En España, 12 millones de personas lo sufren. Pero, además de por su prevalencia, el dolor crónico es el principal factor relacionado con la pérdida de calidad de vida y con la limitación de funcionalidad en la realización de las actividades de la vida diaria.

Del mismo modo, supone un elevado coste sanitario debido a su manejo inadecuado y al consumo de fármacos. Por todo ello se ha convertido en una preocupación para la salud pública y para la atención sanitaria.

Los expertos considera necesario impulsar las Unidades de Dolor con el fin de acercar el tratamiento especializado a la mayoría de los pacientes afectados. Pero también es imprescindible una mejor formación de los profesionales y activar la investigación en este campo si se quiere hacer llevar a cabo un control óptimo de este dolor.

El dolor es uno de los motivos más frecuentes de absentismo laboral, desempleo y deterioro de la calidad de vida de la persona que lo sufre. Además, afecta al entorno social y personal y supone un importante gasto económico para el Sistema Nacional de Salud (SNS), pues se calcula que el dolor crónico supone un gasto equivalente a un 3 % del PIB. El control óptimo del dolor desde sus inicios es la mejor baza para aplacar sus consecuencias, porque el tratamiento insuficiente o inadecuado favorece su cronificación.

Para conseguir un resultado adecuado, el abordaje debe ser global y multidisciplinar (medicina, enfermería, fisioterapia, psicología, TIC, ingenieros biomédicos, etc.) ,puesto que se trata de una sensación física y emocional. Asimismo, debe caracterizarse por tener un punto de vista especializado en dolor.

A pesar de ello, la curación del dolor no siempre es posible, ya que depende de muchos factores que pueden ser propios de la patología o del paciente, pero siempre hay algo que se puede ofrecer al paciente para el alivio de su situación, o para aprender a convivir con ella de la forma más satisfactoria.

Cada vez se cuenta con más recursos, desde la educación del paciente hasta el uso de herramientas psicológicas, pasando por la corresponsabilidad en el tratamiento y la llegada de nuevos fármacos y técnicas. Por tanto, no debe permitirse la resignación de los pacientes con dolor crónico, explican desde la Sociedad Española del Dolor (SED).

Esta sociedad científica insiste en que tampoco debe permitirse la inercia terapéutica. Muchos profesionales tienen dudas a la hora de abordar adecuadamente el dolor cuando falla la primera opción, pero existen múltiples opciones terapéuticas que pueden emplearse, tanto farmacológicas como no farmacológicas.

Poco a poco se van incorporando nuevos fármacos al arsenal terapéutico, a los que se suman otras técnicas instrumentales y psicológicas, que ofrecen un amplio abanico de opciones para mejorar el tratamiento. Además, la SED señala que haya un para un control eficaz del dolor es necesario crear un número adecuado de unidades especializadas, con recursos suficientes y profesionales con dedicación exclusiva que acerquen el tratamiento especializado a la mayoría de los pacientes afectados.

Cuestión de género

Los últimos estudios en dolor crónico demuestran que mujeres y hombres procesan de forma diferente el dolor y responden también de forma distinta a los tratamientos. Sin embargo, el sexo es una variable que pasa desapercibida en el abordaje del dolor crónico en España. Así se expuso en género, ¿una realidad?”, organizado por SED.

“En la actualidad, raramente hay un abordaje diferencial, puesto que este precisa de un prisma biopsicosocial donde establecer metas de tratamiento y rehabilitación diferenciadas en base al sexo y otras variables”, explicó el director del curso, vocal de la SED y jefe de Sección de la Unidad del Dolor del Hospital General de Alicante, el doctor César Margarit, quien se ha mostrado partícipe de la medicina personalizada: “Un abordaje que incluyera la perspectiva biológica, psicológica y social en dolor crónico mejoraría la eficacia terapéutica, disminuyendo los tratamientos empíricos, y permitiría buscar un tratamiento dirigido a ese paciente en particular, mejorando su calidad de vida”.

En este sentido, la doctora María Teresa Ruiz, de la Universidad de Alicante, aseguró durante su ponencia Caminando por la vía dolorosa que existen sesgos de género en la atención sanitaria: “Hay que revisar los estereotipos que entienden que los hombres son estoicos, mientras las mujeres son sensibles y también histéricas”. En su opinión, el dolor es considerado por profesionales y pacientes como un problema “menor”.

Por ello, esta especialista propuso a los profesionales sanitarios actualizarse en el conocimiento nuevo en medicina para “reconocer las diferencias por sexo en la manera de cursar las enfermedades”, incorporar estas diferencias en los protocolos diagnósticos, incrementar la escucha y a las mujeres en los ensayos clínicos de analgésicos en una proporción similar al porcentaje de la población de mujeres consumidoras de los mismos.

 

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